13 FANTASMAS

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Las vidas arrancadas de cuajo en el ‘Thomas Restobar’ exponen la responsabilidad cruzada de todos

Muertes absurdas en una noche de desenfreno, figuritas repetidas de un álbum que ya llenamos… Predios macabros transitados de antiguo por los peruanos en casos como el de la discoteca ‘Utopía’.

Llueve / Ahora estás en otro lugar / descansando en paz / Pero sabes bien / no te voy a olvidar / Voy a conservar tu amor hasta el final…

Quienes asistieron a la fiesta clandestina en la discoteca ‘Thomas Restobar’ de Los Olivos, recuerdan con tristeza que ese tema de la reguetonera panameña Lorna fue pedido premonitoriamente varias veces por Alison Daya Montañez Sudario (24) en la noche del sábado 22 de agosto, momentos antes de que la policía interviniera el local y se originara una estampida, con el saldo trágico de 13 personas fallecidas, doce de ellas mujeres.

Por eso, al día siguiente, durante el entierro de los restos de Alison en el cementerio de Comas, el domingo 23 de agosto, sus amigos corearon esa canción mientras tomaban abundante cerveza y bailaban sobre los nichos de desconocidos, en una macabra despedida que pintaba de cuerpo entero al grupo de amigos que en la víspera había violado el estado de aislamiento y esparcido el coronavirus entre más de un centenar de asistentes.

Y eso no fue todo, pues aquella misma tarde, a unas cuadras de ahí, en la zona de Año Nuevo, en Comas, la policía intervino el velatorio de otra víctima del ‘Thomas Restobar’, Lyz Yocelyn Melosevich Huanca (27), cuyos restos pretendían reposar en medio de una juerga callejera que era ‘amenizada’ por un conjunto musical, entre torres hechas con cajas de cerveza. Ninguno de los asistentes- medio centenar, aproximadamente- llevaba mascarilla, por lo que los efectivos condujeron a 17 a la comisaría de La Pascana.

Todo esto ocurría mientras se corporizaba de manera macabra la versión de los asistentes a la discoteca clandestina en el sentido de que fue la policía la que selló la única salida, convirtiendo sus estrechas escaleras en un inexorable corredor hacia la muerte.

Fue así que quedó en claro que el infortunio no había tenido mucho que ver en las muertes de Milagros Roxana Quiroz Sánchez (21), Mayhurit Salcedo Velásquez (26), Mercedes Miksu Sánchez Sánchez (24), Joan Diego Flores Paz (30), Jessica Vanesa Ramos Acevedo (35), Karen Milagros Ucañan Rodríguez (31), Daphne Fiorella Rioja Santos (23), Miriam Paola Rosso Loja (27), Angie Inés Flores Esminio (22), Sandra Thalía Peña Osco (24) y otra persona de sexo femenino identificada sólo como NN, además de las de Alison Daya Montañez Sudario (24) y Lyz Yoselyn Melosevich Huanca (27), mencionadas anteriormente .

¿Qué fue lo que ocurrió realmente? ¿Quién es o quiénes son los responsables de la tragedia? Empecemos por el principio. El local de la Av. El Zinc N.º 217, Urbanización Industrial Infantas, en Los Olivos, pertenece a la compañía Monditex S.R. Ltda (R.U.C. N.º 20101467121) que tiene como gerentes a Leandro Montoya Callirgos (DNI N.º 08604104 y a Nélida Irene Díaz Serrano de Montoya (DNI 08604312), según información de la Sunat a la que accedió LA PRIMERA SEMANAL.

Dicha empresa no tiene ningún argumento que justifique el funcionamiento de su local clandestino, pues incluso había sido beneficiada recientemente con un préstamo por S/ 9,066 a través de Reactiva Perú, para mitigar los efectos de la pandemia.

Monditex S.R. Ltda tiene tres actividades: fabricación de prendas de vestir, venta minorista de productos de vestir y calzado, y otras actividades empresariales, dentro de la que se incluiría el desarrollo de su discoteca.

La empresa de los Montoya-Díaz tiene tres inmuebles registrados para sus actividades: uno en Jr. Ayacucho N.º 372 en el Cercado de Lima, otro en Prolongación Huánuco N.º 1757, interior 242, en la Galería Sancatex, en La Victoria y un tercero que corresponde a la discoteca ‘Thomas Restobar’, en la Av. El Zinc 217 Urb. Industrial Infantas, en Los Olivos.

Ese es el contexto físico de la tragedia, en el que horas después de confirmadas las 13 muertes empezaron a registrarse hechos misteriosos, por decir lo menos. Las sospechas llevaron a especialistas del Ministerio Público a recuperar imágenes que mostraban a un ‘extraño’ merodeando el lugar en el que se almacenaban los videos de la discoteca, aún cuando la Policía Nacional había comunicado en un primer momento que no existía ninguna grabación DVR del momento de la estampida.

Los registros recuperados de tres cámaras de seguridad permitieron establecer que el sujeto en mención aparecía vestido de civil y con mascarilla a las 9:36 de la noche- poco después de la tragedia- e ingresaba de manera libre a una zona que supuestamente se encontraba restringida a la policía.

Este personaje se acerca a un extremo de la barra, en el que se hallaba el dispositivo que almacenaba las grabaciones de las cámaras de seguridad. La policía había indicado en su informe inicial que en el lugar del DVR se encontraron diversos cables de red desconectados y manipulados, pero que no hallaron el dispositivo de almacenamiento. Incluso adjuntaron fotos que supuestamente demostraban que al momento de los hechos no había ningún equipo.

Unas horas después, un programa dominical reveló que el sujeto que aparece en las imágenes sería el suboficial PNP Aarón Salcedo Recoba, quien forma parte del Grupo Terna.

Ese mismo agente policial fue grabado en los exteriores del local llevando a un detenido, lo que permitió determinar que tanto la casaca negra que usaba como sus zapatillas eran similares a las del sujeto que fue grabado ingresando al lugar en el que se almacenan los videos de seguridad. Según esta información, Salcedo Recoba es el encargado de grabar en video todos los operativos del Grupo Terna.

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