Arqueólogos descubren en Pañamarca recinto con mural y trono de autoridad femenina mochica

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Arquitectura preínca pintada sin precedentes en sitio arqueológico ubicado en valle de Nepeña de región Áncash

Los hallazgos arqueológicos en Perú no se detienen ni dejan de asombrar al mundo. Esta vez, arqueólogos del Proyecto de Investigación Arqueológica Paisajes de Pañamarca acaban de descubrir por completo un trono y unos murales decorados con imágenes que revelan a un importante personaje femenino de la sociedad mochica.

Este hallazgo sin precedentes aconteció en julio de este año en el sector denominado “Sala del imaginario Moche” del sitio arqueológico Pañamarca, ubicado en el valle de Nepeña, en la provincia del Santa del departamento de Áncash, a unos 35 kilómetros al noroeste de la ciudad de Chimbote. 

El mural fue totalmente descubierto este año, aunque había sido definido parcialmente en la temporada de campo del 2022. Por problemas de conservación no pudimos continuar entonces con la excavación. Este año retomamos la excavación en ese sector, lo que nos permitió abrir en gran parte el muro donde se encuentra la figura femenina, que sería una posible sacerdotisa que está acompañada de cuatro a cinco personajes masculinos de menor tamaño y que portan una especie de ofrenda. Esta escena nos daría a entender que sería un personaje importante dentro de la ideología Moche en Pañamarca”, sostuvo la arqueóloga Jessica Ortiz Zevallos, directora del Proyecto de Investigación Arqueológica Pañamarca.

¿Sacerdotisa, reina o ser mítico?

En entrevista con la Agencia de Noticias Andina, la arqueóloga refirió que el trono de adobe, hallado en la “Sala del imaginario Moche”, está rodeado de muros y pilares que representan cuatro escenas diferentes de una mujer poderosa, en algunos casos recibiendo visitantes en procesión y, en otro, sentada en un trono.

En temporadas anteriores de la investigación del proyecto se documentaron numerosas superficies pintadas en esta sala, incluidas pinturas de hombres y mujeres elegantemente vestidos, guerreros con rasgos de arañas, ciervos, caninos y serpientes, y múltiples batallas entre el héroe mítico moche y sus enemigos del mar”, detalló.

Añadió que la poderosa mujer mochica pintada en las paredes y pilares de la sala del trono, así como en las superficies interiores del propio sitial, está asociada con la luna creciente, con el mar y sus criaturas, y con las artes del hilado y el tejido. 

Las pinturas murales descubiertas en julio incluyen una escena poco frecuente, referida a un taller de mujeres hilando y tejiendo, así como una procesión de hombres que portan tejidos y la corona que pertenece a la líder femenina, completa con sus trenzas”, puntualizó. 

Subrayó que los estudiosos debatirán si la mujer pintada en las paredes de la sala del trono es humana (sacerdotisa o reina) o mítica (diosa). “Las pruebas físicas del trono, incluida la erosión de su respaldo y la recuperación de cuentas de piedra verde, hilos finos e incluso cabello humano, dejan claro que fue ocupado por una persona viva real, y todas las pruebas apuntan a una mujer líder de Pañamarca en el siglo VII”, afirmó.

Sala de las serpientes trenzadas

Las excavaciones del proyecto en la plaza de Pañamarca también han revelado una estructura monumental que era totalmente desconocida para las anteriores investigaciones. Se trata de la “Sala de las serpientes trenzadas”, construida también con anchos pilares cuadrados sobre unas plataformas en la esquina sur de la gran plaza de Pañamarca. 

Muchos de estos pilares estaban decorados con pinturas de un personaje cuyo cuerpo está compuesto por serpientes entrelazadas con piernas humanas; un motivo que no aparece en ningún otro lugar del arte moche. Otras superficies estaban decoradas con imágenes de guerreros, armas antropomorfizadas y un gran monstruo persiguiendo a un hombre. 

La “Sala de las serpientes trenzadas” fue sometida a múltiples procesos de renovación, que incluyeron abundantes ofrendas materiales -sobre todo textiles-, quemas, el cuidadoso recubrimiento de los suelos y el blanqueo de las paredes previamente decoradas. 

Situada sobre la plaza, esta sala ofrecía una posición prominente -casi como los palcos de un teatro o un estadio- desde la que observar lo que ocurría abajo, al tiempo que proporcionaba espacios privados a sus ocupantes privilegiados”, explicó el arqueólogo del proyecto, José Antonio Ochatoma Cabrera.

Conservación y difícil acceso al turismo

Ochatoma Cabrera aseveró que la intervención arqueológica en Pañamarca va de la mano de los esfuerzos minuciosos de conservación. “La arquitectura pintada es excavada, estabilizada, documentada y estudiada por un equipo de especialistas altamente calificados que también combinan prácticas artesanales de ilustración a lápiz y acuarela con métodos de vanguardia de grabaciones digitales tridimensionales, para crear una documentación detallada de la arquitectura pintada y su información arqueológica”, argumentó.

Indicó que, debido a su fragilidad, las pinturas murales de Pañamarca no son actualmente accesibles al turismo. “Si se dejaran a la intemperie sin un programa de conservación permanente en el lugar, los invaluables murales de Pañamarca comenzarían a deteriorarse de inmediato, como sabemos que ocurrió con los murales descubiertos por primera vez en la década de 1950. Por ello, al final de cada una de nuestras temporadas, y siguiendo las normativas y sugerencias del Ministerio de Cultura, cubrimos las excavaciones para garantizar la conservación a largo plazo de este importante patrimonio cultural“, acotó. 

Por su parte, la arqueóloga Ortiz Zevallos resaltó que invertir en la construcción de sólidos techos y cortavientos que -junto con los construidos por el Ministerio de Cultura- están diseñados para garantizar la preservación de la arquitectura pintada de Pañamarca.

“Al mismo tiempo, nuestro equipo está trabajando incansablemente para crear representaciones digitales de todo lo que hemos descubierto y que hemos estado compartiendo de múltiples maneras: en paneles interpretativos en la entrada del sitio donados por nuestro proyecto, en publicaciones académicas y conferencias, con medios de comunicación nacionales e internacionales, y en plataformas en línea como Facebook, Instagram y el sitio web Pañamarca Digital, lanzado en 2023”, enfatizó. 

Importancia de Pañamarca

Ortiz Zevallos explicó que Pañamarca es el centro monumental más meridional de la cultura Moche, una sociedad preínca que vivió en los valles costeros del norte de Perú entre los años 350 y 850 de nuestra era. “La arqueología moche es bien conocida por sus ricas tumbas de élite, su impresionante arquitectura y obras de arte, y sus elaborados artefactos e imaginería religiosa”, destacó. 

Construida en lo alto de una colina de granito en la parte baja del valle de Nepeña, Pañamarca consta de una imponente plataforma escalonada de adobe, dos plataformas de adobe más bajas -aunque amplias-, una gran plaza amurallada de adobe y otras muchas estructuras, incluido un edificio de mampostería del periodo Formativo. 

Pañamarca es especialmente conocida por sus coloridas pinturas murales, publicadas por primera vez en la década de 1950. Situadas dentro de la plaza y las plataformas, representan a sacerdotes y guerreros en procesión, batallas entre seres sobrenaturales, un inusual hombre de dos caras y escenas de actividades ceremoniales relacionadas con prisioneros humanos. Pero nunca antes se había visto una sala con un trono para una reina en Pañamarca, ni en ningún otro lugar del antiguo Perú.

Proyecto y equipo de investigación

La arqueóloga Ortiz Zevallos afirmó que el proyecto de investigación, cuyo comienzo se remonta a 2018, está diseñado para comprender las actividades que tuvieron lugar en Pañamarca y sus alrededores en el pasado. 

Se trata de una colaboración entre arqueólogos, historiadores del arte y conservadores peruanos y estadounidenses que cuenta con el apoyo de la National Geographic Society, la Universidad de Columbia y el Centro de Conservación Avenir del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver”, refirió.

El equipo científico del proyecto de investigación está integrado por Lisa Trever, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Columbia; Michele Koons, directora de Antropología del Museo Natural y de Ciencia de Denver; y el arqueólogo peruano José Ochatoma Cabrera; así como otros arqueólogos y especialistas en conservación peruanos y estadounidenses. 

A ellos se suma un grupo de personas encargadas de las excavaciones y posterior cobertura de las zonas intervenidas siguiendo los protocolos de preservación de los sitios y bienes arqueológicos establecidos por el Ministerio de Cultura. 

El programa de investigación arqueológica en Pañamarca es supervisado por arqueólogos y conservadores de la sede central del Ministerio de Cultura en Lima y de la oficina regional de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Áncash.

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