Cañete: comuneros de Laraos protegen fuentes naturales de agua de la zona

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En trabajo conjunto con el Proyecto Merese-FIDA del Minam

Laraos es una comunidad ubicada en el distrito del mismo nombre, asentada a 3563 metros sobre el nivel del mar, y es conocida como una represa natural de agua por la presencia de bofedales altoandinos que se encuentran en su territorio,

Laraos es una comunidad ubicada en el distrito del mismo nombre, asentada a 3563 metros sobre el nivel del mar, y es conocida como una represa natural de agua por la presencia de bofedales altoandinos que se encuentran en su territorio,

En la comunidad campesina de Laraos, en la parte alta de la cuenca del río Cañete, en la provincia de Yauyos, ubicada en la zona sur del departamento de Lima, más de 150 familias trabajan para conservar los bofedales (fuentes naturales de agua) de esa zona.
Laraos es una comunidad ubicada en el distrito del mismo nombre, asentada a 3563 metros sobre el nivel del mar, y es conocida como una represa natural de agua por la presencia de bofedales altoandinos que se encuentran en su territorio, rodeados de cerros moldeados por un sistema impresionante de andenería, que a lo lejos parecen inmensos escalones y que conforman un hermoso paisaje lleno de verdor en épocas de primavera.

Un bofedal o humedal de altura es una pradera nativa poco extensa con permanente humedad, cuyas aguas se infiltran para alimentar las lagunas y ríos de la zona, abasteciendo de agua a la población.

En peligro:


La zona del humedal de Laraos estuvo en peligro de desaparecer hace algunos años, porque en la cabecera de la laguna de Punchaucocha, afluente del río Huanpuna, tributario del río Cañete, el descontrolado pastoreo de ganado provocó la degradación de 85 hectáreas de humedales. Su utilización inadecuada provocó la reducción de cobertura vegetal, convirtiéndolo en un suelo compactado, con la consiguiente pérdida de la capacidad de infiltración.
Los comuneros, al ver que su propia subsistencia estaba en riesgo, se propusieron evitar que este ecosistema se deteriore y genere consecuencias negativas para ellos, para los habitantes de las poblaciones aledañas y para quienes viven en Cañete y utilizan el agua que emana de estas alturas.


Laraos y Minam en acción:

El primer paso para enfrentar esta crítica situación fue la unión de las comunidades para realizar, conjuntamente con el Proyecto Merese–FIDA del Ministerio de la Ambiente (Minam), acciones de conservación a través de la instalación de cercos de protección alrededor de los humedales para garantizar la recuperación e incremento de las áreas húmedas.



“Tuvimos talleres y capacitaciones, de modo que ello nos inspiró a llevar el manejo adecuado de bofedales, pastizales y de árboles nativos. Algunas comunidades optaron por árboles nativos y algunas por pastizales, pero en Laraos optamos por los bofedales”, dice Abel Huamán, expresidente de la Comunidad Campesina de Laraos.
El cerco perimétrico instalado consta de 1800 metros lineales de malla metálica, protegiendo los humedales para evitar que el ganado ingrese en busca de alimentos. La preservación durará alrededor de cuatro años, tiempo estimado para la recuperación de este ecosistema y según el compromiso asumido por los propios habitantes.
Otra de las acciones de recuperación de los humedales en ese lugar fue la siembra de gramíneas en ocho hectáreas, así como la construcción de canales internos para ampliar el restablecimiento de los humedales y el caudal hídrico.
“Los bofedales permiten la conservación del agua. En la época de invierno, entre enero y abril, por efecto de las lluvias, los bofedales se llenan como lagunitas y se hacen zanjas de infiltración. En mayo todavía hay agua, pero desde junio hasta setiembre escasea hasta que regresen las lluvias. Nos hemos dado cuenta de que durante todo ese tiempo aún podemos tener agua en esas zanjas de infiltración que se hacen en los humedales y bofedales”, refiere Zulma Recuay, presidenta de la Comunidad de Laraos.
Durante el invierno, las lluvias traen abundante agua y eso favorece la crianza de peces que, a medida que va disminuyendo el nivel del agua por la época de estiaje, se pueden atrapar con las manos. Esta experiencia también puede ser aprovechada por los pobladores de esta zona del país, impulsando actividades de turismo vivencial, lo cual podría ser otra fuente de ingresos para la economía de las familias de Laraos.


Los de arriba y los de abajo:

De la protección de esa infraestructura natural depende la conservación del agua que por muchos años vienen disfrutando estos compatriotas, pero en los últimos tiempos se vio mermada por la ganadería descontrolada. He ahí la importancia de que los habitantes de la costa aprendan también a preservar el agua, ya que en estas zonas se hace más indispensable por albergar una mayor cantidad de poblaciones.
“Nosotros tenemos una cultura de conservación del agua que ha sido dejada por nuestros ancestros, pero también la gente de la ciudad debe preservar el agua; no solamente para ellos, sino para todos los que viven en la cuenca”, manifiesta Zulma.

Recuperación de humedales:

Durante el presente año, el Minam, conjuntamente con las comunidades, ha trabajado en la conservación de los bofedales en la citada cuenca. Las 154 familias, en una acción colectiva propia de sus ancestros, realizaron la instalación de los cercos, cavaron las zanjas de infiltración y sembraron las semillas para nuevas plantas. Además, fueron capacitadas para optimizar el desarrollo de actividades productivas como la agricultura sostenible y la acuicultura.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 trata de ”garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”. Y es que el agua es un elemento fundamental para la vida humana. Por ello, el logro de este objetivo contribuirá al progreso de otros ODS, relacionados, principalmente, con la salud, la educación, el crecimiento económico y el ambiente.

El dato:


El Proyecto Merese-FIDA del Minam ha beneficiado a 1,510 familias en los distritos de intervención directa y a 732,000 personas por el servicio ecosistémico hídrico en los ámbitos de las cuencas Cañete y Jequetepeque, que recientemente fue reconocida como Buena Práctica en Gestión Pública 2020.
Los desembolsos para iniciar las primeras actividades de conservación y recuperación en el marco del Proyecto Merese-FIDA se realizaron a inicios de 2018 y desde ese momento hasta la fecha, se han financiado 37 subproyectos en las cuencas de Cañete y Jequetepeque.

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