Covid 19 y duelo: cómo despedirnos de los seres queridos en medio de la pandemia

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Decir adiós a nuestros seres queridos nunca fue tan doloroso como ahora. Mucho más si quienes han muerto lo han hecho a causa del coronavirus. La distancia social, la ausencia de un cuerpo por velar, la falta de ritos que los despidan como merecen son solo algunos aspectos que hacen el duelo más difícil en estos tiempos y pueden poner en peligro nuestra recuperación emocional tras esas pérdidas.

Daniel Yépez, psicólogo de World Vision Perú, explica que el duelo es un proceso natural que surge ante cualquier pérdida: un ser querido, el no poder ver a los compañeros de colegio, perder el trabajo, entre otras. Sin embargo, todos los cambios impuestos por la emergencia sanitaria hacen que vivamos esta pérdida de forma más intensa y distinta.

“Cuando se presenta la pérdida de un ser querido no solo llega la tristeza, el dolor; también hay ira, que puede consistir en echarle la culpa a los demás o echarse la culpa uno mismo. Lo importante en este proceso es validar nuestras emociones porque no hay emoción que sea negativa, aunque algunos las censuren socialmente, como al miedo, que muchos dicen no deberíamos sentir, más aún si somos adultos o si somos hombres”, comentó.

De esta manera, algunos expresarán su dolor en silencio, mientras otros llorarán de forma desconsolada y puede que haya incluso gritos para liberarse del sufrimiento.

“Cuando no expresamos lo que sentimos, las emociones se convierten como un vapor en medio de una olla de presión.

Van creciendo, creciendo por la temperatura hasta que en un momento esa olla a presión va a reventar y nos va a dañar. No solo a nosotros, sino a todas las personas que están a nuestro alrededor”, advirtió el experto.

Entonces, la solución, dijo, es abrir esa olla a presión. “Dejar la tapita abierta y que ese vapor simplemente salga. Si es tristeza, que aparezca y aceptarla. Lo mismo debe pasar con el miedo y la ira. Si es culpa, dejarla también que salga”.

Dejar jugar a los niños 

Aunque está extendida la idea de que hay que negar la muerte a los niños, el experto desaconsejó esa costumbre porque puede empujarlos a que creen sus propios finales de historias inconclusas, o responsabilizarse por la desaparición de su ser querido.

“Hay que decirles, pero sin sobredimensionar la muerte, porque, aunque suene muy duro, la muerte es un continuo de la vida. Es parte de ella y eso va a permitir que su duelo sea procesado de la mejor manera”.

No debe castigarse ni regañarse a los niños que quieren jugar en medio de estas pérdidas. 

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