Criollada nacionalista

Criollada: Estafa, engaño. “Oiga, señor, no me venga a mí con criolladas y tome su billete falso”.

Después de casi cinco años en el poder, los seguidores o al menos los que votaron por el presidente Ollanta Humala, y el seudo nacionalismo que tanto publicitaba se han desintegrado en el espacio. O sea, el Nacionalismo fue una pantalla, un caballo de Troya, fue un simple bluf de marketing político publicitario para conseguir la presidencia y con ello el último eslabón de un gran cadena que terminó siendo un negocio político familiar.

Las dos campañas políticas administradas por los Heredia-Humala, pues como lo han revelado muchos testigos Nadine era la que tenía la batuta y la voz cantante en toda esa maraña negociadora y receptora del financiamiento “pro electoral”. Las recientes investigaciones apuntarían a que también fueron pro bolsillo. Sobre todo por el contenido inexplicable, oneroso, numeral y detallado de las exorbitantes cifras que contienen las agendas de Nadine Heredia, que sin duda son las que estarían cerrando el último capítulo de la triste historia seudo Nacionalista en el Perú.

Estoy seguro que la pareja presidencial o al menos Nadine Heredia, nunca sintió al movimiento Nacionalista como una expresión política pura. Por el contrario sólo la vio como una oportunidad de alcanzar el poder y en el camino mucha riqueza. De esto último tendrá que darle cuenta muy pausadamente a la justicia peruana.

Lo que indigna es la manipulación masiva y el daño moral que se le puede hacer a la masa electoral de un país cuando se juega con sus sentimientos, cuando se le engaña bajo la pantalla de un movimiento Nacionalista que haría renacer sus derechos, la estimación y la revalorización de nuestros recursos nacionales.

En cuanto a Nacionalismo, el movimiento de los Humala-Heredia, no va a dejar escrita ni una sola letra en la conciencia nacional. No hay Nacionalismo en sus palabras, ni en sus actos. No hay ni siquiera una ideología Nacionalista, al menos en el partido de gobierno. Y ellos sabían de antemano que su discurso era un engaña muchachos pues el país, el continente, el mundo entero giran dentro de la globalización y ella se desarrolla bajo reglas, convenios, tratados que no dejan espacio para el nacionalismo. Que no dejan espacio para casi nada, o sigues las reglas de juego de los titiriteros del mundo o quedas fuera sumergido en el atraso, así de simple.

En pocas palabras el Nacionalismo de la pareja presidencial fue una criollada, una pichanga, nacida de una humorada nocturna, que a la luz de los hechos tenía como única finalidad favorecer económicamente a una cúpula del clan familiar y amical. Pero de todo se aprende, hasta del engaño Nacionalista, el electorado puede sacar provecho para aprender a identificar a los manipuladores patrioteros que quieran utilizar sus sentimientos de arraigo para robarse sus votos y conseguir el poder para sus particulares intenciones.

Hace casi cinco años la mayoría electoral eligió al Nacionalismo y al presidente Humala para que gobierne al Perú. Hoy esa misma mayoría de estafados no les queda más que aprender la lección. Y no tienen que avergonzarse por haber confiado, vergüenza deben tener los que los engañaron. Hoy esa misma mayoría es la que tiene que tomar conciencia y responsabilidad para no dejarse embaucar por una nueva criollada de los avivatos oportunistas electorales. Que utilizan como táctica de engaño ensalzar los sentimientos patrióticos así como la relegación social para tratar de conseguir los votos que necesitan para coronar su proyecto político. Una sola vez patea el burro decía mi abuela, y el que no aprende con el primer golpe, que también se ponga en cuatro patas. Hasta mañana mis amigos de Primera.