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En las actitudes díscolas, irreverentes y hasta excéntricas del benjamín de los Fujimori sin duda hay gato encerrado. Una tradición japonesa estricta es que el hijo varón de mayor edad es el que hereda las posesiones familiares del padre. En el caso de los Fujimori Hiro es el hermano de mayor edad, pero aquel no quiere saber nada de política peruana, es más reside en el país del sol naciente. Por cuanto es Kenji a quien por tradición ancestral japonesa le correspondería heredar y dirigir todas las empresas o negocios del padre o de la familia. Lamentablemente las costumbres y tradiciones niponas son obstinadamente machistas. Por ello es que al parecer Kenji es el preferido de Albeto Kenja Fujimori. Y para él tendría preparado planes especiales. O al menos eso es lo que nos quieren hacer creer.
El tema de las pugnas y desencuentros entre los hermanos Fujimori a mi entender obedece a una estrategia de un juego a dos ases por parte del fundador del partido. Keiko ya ha quemado dos cartuchos electorales fallidos, en sendas elecciones presidenciales. De mantener su candidatura, para los comicios presidenciales del 2021, sería tal vez la última oportunidad en el futuro inmediato de la hermana mayor de los Fujimori Higuchi. La mala suerte, el machismo y la inexperiencia jugaron en conjunto para negarle la presidencia del Perú a Keiko hasta hoy. Pero de aquí al 2021 hay mucho pan por rebanar, políticamente hablando. Keiko parece no tener el ímpetu, la pasión y el arrojo que un líder fujimorista necesita para asegurar la presidencia en las próximas justas electorales. Kenji está más inclinado a ese perfil y lo más importante es que mantendría el predominio de los Fujimori.
En todo este tiempo de cautiverio, Kenji ha visitado a su padre el doble de veces que su hermana Keiko en la cárcel del ex-fundo barbadillo. Kenji al parecer tendría una mayor cercanía y confianza con su padre basada en la fuerte tradición nipona que comento líneas arriba. Por ello quizá el ex presidente tenga preparada una estrategia diferente e imperceptible. Por el momento el rol de Kenji es mostrarse como el rebelde y desprejuiciado joven político que es capaz de desafiar a su hermana mayor y lideresa de la mayoría opositora. Esta actitud le está valiendo trasponer las filas del partido de gobierno e infiltrarse tras los muros de palacio, tal cual lo hizo el último fin de semana para la juramentación del gabinete de Mercedes Aráoz, ceremonia en la que se dio tiempo hasta para sacarse un selfie sonriente con el presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Los correligionarios fujimoristas, o se comieron el cuento, o le están siguiendo el juego, pues más de uno brindó declaraciones ofendidas por la presencia de Kenji en palacio, sin aviso, ni autorización previa. El joven alfil fujimorista no cesa de dar muestras de disconformidad y rebeldía al grado de estar a punto de ser sancionado con 60 días más de castigo, dando un total de 120 días por sus actos de indisciplina. Y es que tiene que dar muestras claras para ganarse la confianza del enemigo.
Una de las mayores virtudes del pueblo y la raza japonesa es la fidelidad y disciplina, y francamente me cuesta creer que el comportamiento de Kenji sea espontáneo. Su padre como matemático es un ajedrecista de la política. No da puntada sin nudo. Y sin duda que Kenji está obedeciendo directivas de un plan mayor para convertirse en una especie de quinta columna, cuya misión final podría ser socavar y quebrar al enemigo desde adentro, es decir desde sus propias entrañas. Sólo el tiempo descubrirá si tengo o no razón. Mientras tanto, sigamos observando el teatro político de nuestra realidad nacional. Hasta mañana mis amigos de Primera.
