EL MISTERIO DEL CAPITAL

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Extracto del libro ‘Plata como cancha’ de Christopher Acosta Alfaro (4).

– El departamento era mío. Yo se lo presté- dice al teléfono Juan Navarro Jiménez, exalcalde de San Juan de Lurigancho, en Lima.

En 2016, ese distrito, uno de los más pobres de la capital, albergó como vecino a uno de los hombres más ricos del país. Sobre la calle Los Ciruelos, en la urbanización Canto Grande, una zona industrial y de avenidas polvorientas, se levanta un edificio cuyo tercer piso habitó César Acuña en plena campaña electoral. Era eso o abrirle a la prensa- como manda la tradición peruana- las puertas de una de sus casas. Las verdaderas. Su ‘problema’ era que estas se localizan en los barrios más exclusivos de la ciudad: en Chama, Santiago de Surco; en Camacho, La Molina; y en El Golf de San Isidro. A césar, ser tan rico, le da pudor.

Acuña gana cuatro millones y medio de soles, al mes. Percibe, en un día, el equivalente a 161 sueldos mínimos mensuales. Esas son sus cifras como persona natural porque el patrimonio y las utilidades que generan sus universidades son cuenta aparte, por supuesto. Y aunque las cifras son espectaculares, son con certeza incluso mayores’.

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