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El ajedrez es un deporte ciencia que no deja nada al azar. Todos los ingenieros son amantes del ajedrez, y Martín Vizcarra es ingeniero. El sospechoso sometimiento de Vizcarra a la vacancia presidencial activó el olfato rastreador del equipo de investigación periodística de La Primera, y en esta edición ponemos en evidencia la jugada maestra activada por el ahora ex presidente, para postularse como congresista, y con ello obtener cinco años de valiosa inmunidad para evadir la acción de la justicia.
Resultó muy sospechoso que el ex presidente Martín Vizcarra se presente el último lunes a defenderse ante el Congreso de la República, sin el mínimo tono conciliador en su voz, ni en sus argumentos. No utilizó a su abogado para su defensa y dirigió un discurso frontal y altivo, dedicado más al autobombo, que a la búsqueda de un entendimiento amigable que lo salvara de ser vacado.
Aún está fresco en la memoria de los peruanos que escuchamos el discurso del vacado ex presidente en el parlamento nacional, sobre todo la parte en el que a la letra dijo: “Todos, en algún momento podríamos ser objeto de acusaciones. Por ejemplo, se ha hecho público que 68 congresistas tienen procesos en investigación en el Ministerio Público. ¿Tendrían también que dejar su cargo por ello, sin que la investigación fiscal haya sido concluida?”, señaló en ese momento el jefe de Estado levantando una ceja y dirigiendo una mirada altanera a las curules de los congresistas presentes.
Rechiflas, gritos, carpetazos y hasta aullidos retumbaron en la cúpula del hemiciclo. Cual fieras heridas los otorongos mostraron su indignación con gritos subidos de tono, en defensa de su alicaída y harapienta imagen.
La última ficha había sido movida para provocar una especie de auto jaque mate. Vizcarra sabía que esas palabras iban a ser determinantes para lograr indignar a los parlamentarios para que se inclinaran definitivamente a votar por la vacancia. Obtusos otorongos cayeron en el juego y procedieron a votar masivamente por la vacancia, presos de la ira y la indignación ante la provocación insolente de un primer vice presidente accesitario, que se atrevía a decirles sus verdades en su cara pelada.
Ebrios de revancha y ansiosos por copar el Poder Ejecutivo, el Congreso de la República votó a favor de la vacancia presidencial contra el presidente Martín Vizcarra, por incapacidad moral permanente, tras la revelación de supuestos pagos por las obras del Hospital Regional de Moquegua y las obras de Lomas de Ilo, por S/ 2.3 millones. El Congreso aprobó la vacancia con 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones.
Y colorín colorado, este cuento ha comenzado… Ahora tiene sentido su insólita negativa a presentar una segunda denuncia competencial ante el Tribunal Constitucional, la primera solo la uso para distraer la atención, aumentar las expectativas y ganar tiempo para activar su jugada maestra de auto jaque mate, y posterior búsqueda de la inmunidad parlamentaria.
A Martín Vizcarra Cornejo, ya no le era útil seguir siendo presidente de la República, la chamba lo estaba matando lentamente, y no le dejaba tiempo para preparar su defensa legal de las camionadas de denuncias que se le venían encima. Al aceptar alegremente la vacancia estaba cambiando ocho meses de intranquila inmunidad, por cinco años de apacible blindaje entre la maleza del otoronguismo legislativo.
En un solo movimiento cambió de posición, se ha desprendido de una tremenda responsabilidad obligada, a cambio de la serenidad y seguridad de su despacho sanisidrino, donde coordina su estrategia con sus abogados, y diseña lo que será su campaña política parlamentaria.
Ahora falta saber quién es el santo que le hará el milagro de la inmunidad a Vizcarra. Como yo no me callo nada, les diré que el santo milagrero será Daniel Salaverry, quien de un sorpresivo y sonoro puntapié en el coxis ha sacado al ex ministro de Defensa, Mariano González, quien figuraba como cabeza de su lista en Somos Perú, para cederle el espacio a Vizcarra.
Beto Ortiz también había dado luces al respecto de nuestra teoría, que cada vez se hace más sólida, sobre todo porque hoy el mismísimo Martín Vizcarra, ha dicho a través de Canal N, que “analizará si es factible postular al Congreso”. Con esta respuesta se cayó el telón y la jugada magistral está al descubierto. El ajedrecista tumbó su propio reinado para escudarse tras una curul, y el lambiscón congresal atornillado en el sillón de Pizarro, cree que ha ganado la partida, sin darse cuenta aún, que su papel es similar al de un huérfano peón en este amplio, oscuro y maquiavélico tablero donde se desenvuelve la política peruana.
La resistencia juvenil está en las calles, y amenaza patearle la puerta a al oportunista Manuel Merino en cualquier momento. La resistencia juvenil representa el alma nueva y fresca de la mayoría de peruanos que están hartos de esta clase política que no los representa. Los marchantes serán los encargados de marcarle el paso a este gobierno moralmente espurio, que se ha valido de una leguleyada para hacerse del poder. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.
