Enemigo mío

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El agente de seguridad norteamericano Anthony Granados se ha convertido en una sanguijuela para el ex presidente peruano Alejandro Toledo, ahora que se ha iniciado la cuenta regresiva para el proceso judicial de extradición y su consecuente retorno forzado al Perú. Es el mismo efectivo que hace varias semanas lo acusó ante el juez Thomas Hixson de resistirse a que se le cambiase la batería del grillete electrónico adherido a una de sus piernas, cuando todavía cumplía arresto domiciliario en su antigua residencia de Menlo Park, en California. 

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