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Corrupción de empresas privadas produce más muertes por Covid
Lo que el grupo Prospectiva del Gobierno nunca pronosticó fue que el colapso de balones de oxígeno para los pacientes de Covid, no se quedaría en Loreto, sino que llegaría a Lima antes de lo pensado. Pero acá el tema fue peor: desalmados empresarios subieron los precios hasta en 1000 por ciento.
El ahogamiento por el ataque del virus a los pulmones necesitaba urgentemente este equipo para asegurar que el paciente se mantenga vivo hasta que derrote al mal, pero sujetos que en vez de ganar dinero mejorando sus productos, lo acaparan, terminaron siendo expuestos.
Un balón de oxígeno pasó de costar 150 soles en promedio, a cifras de hasta 6000 soles, sin que el Estado pudiera tener este producto a disposición del peruano de a pie.
En cierta manera, en Lima y Callao esto fue compensando por el empresario Luis Barsallo, quien mantuvo su precio a 15 soles el metro cúbico, y logró vender cientos, si no miles de sus productos.
Algo tarde, el ministro de Salud, Víctor Zamora, señalaba que se declaraba de necesidad nacional el oxígeno para los afectados por la pandemia.
Pero Zamora tampoco había previsto el tráfico de pruebas moleculares con el aval del Instituto Nacional de Salud, encabezado -valga la redundancia- por César Cabezas.
Este funcionario había estado dando resultados de estos exámenes totalmente gratis a clínicas que cobraban a sus clientes hasta 600 soles por el servicio.
“Denuncien”, ahora dice Zamora, luego de que sabía muy bien lo que pasaba hace días, si no semanas.
Al cierre de esta edición, el Congreso aprobaba que el acaparamiento y la especulación en estado de emergencia se castigarían con hasta 6 años de cárcel efectiva.
Esperemos que el gobierno ejerza esta ley, y no les tiemble la mano a la hora de embargar y arrestar a grandes empresarios mercantilistas que matan peruanos por ganar algo más de dinero.
