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Las fuerzas del gobierno sirio reconquistaron el domingo Palmira, según medios estatales y un grupo de monitorización, lo que supone una derrota significativa del Estado Islámico que controlaba la ciudad desde el año pasado y había hecho dinamitar sus templos antiguos. La comandancia general del ejército dijo en un comunicado que había restaurado la seguridad y la estabilidad de la ciudad en una operación que dijo que mostró que Estado Islámico ha comenzado a retirarse y a derrumbarse.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que el domingo por la mañana todavía se escucharon disparos en la parte oriental de la ciudad, pero que la mayoría de combatientes de Estado Islámico se había retirado hacia el Este, dejando Palmira bajo el control del presidente Basar el-Asad.
Para las fuerzas del gobierno la recuperación de Palmira supone la apertura del desierto al este de Siria que se extiende hasta la frontera con Irak al sur y del centro neurálgico del Estado Islámico, situado en Deir al-Zor y Raqqa hacia el este.
Esta situación ocurre tras una contienda llevada a cabo por el ejército sirio y sus aliados que ha durado tres semanas, apoyada por intensos ataques aéreos por parte del ejército ruso, que tuvieron como objetivo hacer retroceder al Estado Islámico.
La intervención de Rusia en septiembre dio un empujón a Asad en un conflicto sirio que dura cinco años. A pesar de haber anunciado hace dos semanas que retiraba la mayoría de sus fuerzas militares, varios cazas rusos y helicópteros llevaron a cabo decenas de ataques diarios sobre Palmira en los momentos más intensos de los enfrentamientos.
El director del Observatorio, Rami Abdulrahman, dijo que 400 combatientes de Estado Islámico murieron en la batalla de Palmira, que calificó como la mayor derrota del grupo desde que proclamó su califato tomando el control de áreas de Siria e Irak en 2014.
