Arqueólogos locales hallaron en las ruinas preincaicas de Tiwanaku, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en Bolivia, 15 piezas ceremoniales de cerámica y de otro tipo, probablemente del siglo IV d.C., que fueron presentadas este martes en un acto oficial.
El gobierno informó que el “inédito hallazgo”, que se produjo el año pasado, consiste en vasijas, botellones, piezas de oro, cuchillos de piedra y hasta restos óseos, como peces, auquénidos, llamas y aves.
El Ministerio de Cultura, organizador del evento, precisó en un informe técnico que el hallazgo está “conformado por muchos componentes o insumos ceremoniales” y que “permitirá establecer el sistema ritual y ceremonial que se desplegaba durante los inicios de Tiwanaku”.
Las piezas arqueológicas “nos indican que estamos aquí en Tiwanaku, sentados en una mina de oro de conocimientos y de información, no solamente importante para nosotros, sino para el mundo entero”, declaró el presidente boliviano, Luis Arce, invitado al evento.
La autoridad criticó la gestión de su antecesora, la derechista Jeanine Áñez, que -según él- no le dio “la menor importancia” a un hallazgo que se realizó en 2019.
“Un aporte significativo”
Julio Condori, director del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku (CIAAT), oficina encargada del hallazgo, dijo a la AFP que el descubrimiento “es un aporte significativo” para estudiar la costumbre religiosa de Tiwanaku.
“Es un aporte al mundo científico, considerando que estas piezas son únicas”, apuntó.
Tiwanaku, 71 kilómetros al oeste de La Paz y cercano al binacional Lago Titicaca, fue cuna de una de las culturas líticas más longevas del mundo que se extendió 15 siglos, desde el 400 a. C. al 1172 d. C. Ahora se considera el sitio arqueológico más importante del país.
Las investigaciones aún consideran cuáles fueron las causas para la desaparición de la sociedad tiwanakota, aunque se sospecha que efectos climáticos y pestes diezmaron a la población.
Tiwanaku fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000. Contiene los Templos de Kalasasaya y Puma Punku, la Puerta de Sol, la Pirámide de Akapana y una serie de gigantescos monolitos.
La pandemia del covid-19 provocó el desplome de la llegada de turistas locales y extranjeros al lugar.