INDIGENCIA POLÍTICA

Con los crecientes, continuos y ya cotidianos actos de corrupción que se descubren en la clase política nacional, cada vez se debilita más la esperanza de poder dignificarla. Nos topamos con ex presidentes (Alan García, Alejandro Toledo y señora y Ollanta Humala y señora) investigados por actos de corrupción, congresistas que lo que menos respetan son los derechos del pueblo y, en las regiones, alcaldes vacados por negociar con los recursos de quienes los eligieron.

Esta realidad es el resultado de la falta de liderazgo decente y de gente con ideologías positivas. El gobierno de Fujimori dejó un sentido pragmático de la política, por ello los jóvenes han crecido sin líneas ideológicas, los partidos políticos han venido a menos y se dio cabida a los llamados grupos independientes que no rinden cuentas a nadie y juegan a llevar agua para su molino, que significa defensa de sus intereses económicos o personales.

Los políticos han olvidado la visión del mundo, de la sociedad con relación al bien común. En las universidades ya no se discuten temas relevantes y no entienden el beneficio de comprometerse con los demás. Entonces la gente vota por el candidato más guapo, por el que regala más arroz o polos; es decir por el más mercantilista o el que le lleve más obsequios.

Lo lamentable es que con este ejemplo los niños se están formando con la idea del mínimo esfuerzo y el máximo beneficio y los jóvenes ven que da frutos la “criollada”, la mentira, el no honrar la palabra porque eso es el mal concepto de la política actual.

Los dirigentes políticos en las universidades quedaron en el olvido y hemos pasado a los grupos formados para beneficiarse con una visión mercantil inmediata. Cuántos de nuestros congresistas podemos decir que son verdaderamente políticos o al menos conocen el pensamiento político del Perú, aquí se discute quién tiene más denuncias, pero la discusión política, científica e ideológica quedó en el pasado.

Esta etapa de crisis política nos lleva a una frustración colectiva porque los partidos políticos se han convertido en un club de amigos sin doctrina ni organización.

El ver a los ex presidentes involucrados en actos de corrupción al igual que a parlamentarios y alcaldes regionales en lo mismo, nos lleva a un punto de quiebre peligroso porque pueden surgir movimientos ultra radicales con pensamientos semejantes a Sendero Luminoso. Por ello la clase política estaría subestimando al pueblo porque la corrupción está generalizada y pueden surgir fuerzas a través de la población para frenar todo esto.

Existe una indigencia moral en la política, la gente sabe que le mienten, pero eso lo ha incorporado a sus expectativas porque al final quieren confiar en algo o en alguien, porque si aparece alguien diciendo la verdad nadie le hará caso.

Los políticos actuales carecen de la idea del bien común y sólo buscan mecanismos para servirse del poder. El problema de los políticos es que discuten situaciones domésticas y superficiales. Los políticos dan circo, pero no dan pan; aplican la cultura chicha en donde todo vale, y el estar en los grupos de poder para beneficiarse se ha convertido en su modus vivendi.

No hay formación de líderes porque no conviene educar al pueblo, no existe voluntad de fortalecer los partidos porque es más fácil manipular a la gente que menos sabe. A la política le faltan grupos de vanguardia que con entusiasmo empiecen a cambiar esta realidad. Bajo la idea de modernizar la política los nuevos “conductores” están vendiendo la idea de la argolla política para enquistarse en pequeñas pirámides de poder dentro de los partidos y movimientos políticos cuyo único credo es el favorecimiento personal.

El apasionamiento por los dogmas políticos ha caído en desgracia. Hoy en día la doctrina política ha caído en la utopía que viene siendo reemplazada por el materialismo insano. En eso se ha convertido la política actual y por el momento no hay luz al final del túnel. Hasta mañana mis amigos de Primera.