La dependencia de Perú en Paolo Guerrero es un problema que trasciende la posición del ‘9’

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El problema del recambio generacional ha sido una constante para Perú desde la última Eliminatoria, y se hace más evidente cuando se menciona a Paolo Guerrero. ¿Cuál es la razón por la que aún lo necesitamos, incluso cuando está cerca de cumplir 41 años?

Paolo Guerrero es el máximo goleador histórico de la Selección Peruana con 40 tantos.

En estos tiempos, Paolo Guerrero genera división de opiniones. A sus 40 años, pronto a cumplir 41, el atacante de Alianza Lima sigue siendo considerado para la Selección Peruana. Su actuación tras el empate a cero con Chile en las Eliminatorias ha sido escrutada, reavivando interrogantes sobre su convocatoria en momentos críticos. Aunque se anticipaba que Jorge Fossati recurriría a su veteranía en la segunda mitad, lo posicionó de titular, una estrategia que, en general, logró mantener ocupada a la defensa chilena, aunque la efectividad frente al arco sigue siendo una asignatura pendiente.

¿Habría cambiado la percepción pública si Paolo hubiera convertido esa oportunidad a los 42 minutos? ¿Se habría enfrentado a la misma crítica colectiva si hubiera anotado el gol de la victoria? Probablemente no, ya que el fervor del aficionado depende de los resultados, y un triunfo habría bastado para apaciguar los ánimos. No obstante, la búsqueda de un delantero de élite no termina con un gol de Guerrero, pues es un problema crónico que la ‘Blanquirroja’ arrastra desde el fin del camino a Rusia 2018, situación que se disimuló en parte con la emergencia de Gianluca Lapadula de cara a Qatar 2022.

Desde la clasificación de la Selección Peruana al Mundial después de 36 años, varios delanteros han pasado por la Videna. Algunos brillaron en la Liga 1 y generaron expectativas, otros emigraron y regresaron sin destacar. Ninguno ha logrado siquiera igualar la versión menos destacada de Paolo Guerrero, tanto en cifras como en la habilidad para competir al nivel exigido por una selección.

Beto da Silva, Aldair Rodríguez, Raúl Ruidíaz, Matías Succar, Percy Liza, Alexander Succar, Christopher Olivares, y Santiago Ormeño son algunos de los futbolistas que han sido convocados en la búsqueda de un sucesor para Paolo, quien gradualmente se ha ido retirando debido al avance de su edad. Cada uno de ellos ha tenido su oportunidad, o al menos ha sido considerado con la seriedad que el momento exigía, pero hasta ahora, ninguno ha logrado igualar las expectativas.

Gianluca Lapadula no anota un gol oficial con la Selección Peruana desde marzo de 2022. (Foto: GEC)

Cuando Lapadula optó por representar a Perú y se unió al equipo de Ricardo Gareca para las eliminatorias de Qatar 2022, su incorporación fue un alivio inmediato frente a la ausencia de Guerrero debido a su lesión de rodilla: anotó cuatro goles en la Copa América 2021 y tres en las clasificatorias. Aunque debutó en la selección a los 30 años, era evidente que el tiempo tendría su efecto. Tras el ‘Bambino’, surgió Alex Valera, cuyos logros personales reflejan gran parte de la problemática en el ataque de la selección peruana.

Valera, sin una formación en divisiones menores y con experiencia en fútbol playa, emergió en 2020 con Deportivo Llacuabamba. Desde entonces, ha tenido un rápido ascenso y recientemente se consagró bicampeón con Universitario de Deportes, siendo el máximo goleador nacional de la Liga 1 2024 con 13 goles. Su historia inspiradora es un modelo para muchos futbolistas que aspiran a la primera división y refleja los numerosos desafíos del sistema formativo de fútbol en nuestro país, tanto en calidad de entrenamiento como en oportunidades.

El equipo actual también incluye a Luis Ramos, quien con sus goles se ha ganado la consideración de Jorge Fossati y posee el talento para asegurarse un puesto en la selección. Sin embargo, aún no ha sido probado en situaciones de alta competencia y ‘Nono’ tiende a depender de delanteros más experimentados. Esto ocurre ahora y también sucedió con Juan Reynoso, quien le dio innumerables oportunidades a Raúl Ruidíaz sin lograr desplegar el nivel que observaba en los entrenamientos.

JugadorClubPartidosGolesMinutos jugadosMinutos por gol
Luis RamosCusco FC34111563′142′
Paolo GuerreroAlianza Lima / César Vallejo1771155′165′
Alex ValeraUniversitario31132242′172′
Raúl RuidíazSeattle Sounders3081563′195′
Santiago OrmeñoPuebla2451118′224′
Gianluca LapadulaCagliari2431248′416′

Los registros de Paolo Guerrero y otros delanteros convocables en el 2024.

Con todas estas variables en consideración, la conversación vuelve a Paolo Guerrero. Esta reflexión señala un aspecto crucial de la crisis estructural en el fútbol peruano, que trasciende nombres y figuras específicas. Es un problema sistémico, arraigado en la falta de planificación, capacitación y visión a largo plazo. La dependencia de Paolo es un reflejo de un síntoma, no la causa del problema. En vez de contar con una generación emergente lista para tomar la batuta, nos aferramos a figuras veteranas por la ausencia de un proyecto que asegure un flujo constante de talento. Esto afecta no solo la escasez de delanteros de calidad, sino todas las posiciones del equipo.

El caso de Alex Valera es revelador: su aparición no es el resultado de un sistema que promueva a los jóvenes desde sus inicios, sino un caso aislado de desarrollo tardío. En un sistema robusto, el delantero de la ‘U’ no sería una excepción, sino uno entre varios talentos emergentes que alimentan continuamente a la selección nacional. Además, el papel de las competiciones locales y los torneos juveniles es crucial. En países con ligas competitivas y estructuras estables, los jóvenes tienen oportunidades reales de crecimiento desde una edad temprana. En Perú, las divisiones menores carecen de la inversión, recursos y visión necesarios para formar jugadores a nivel internacional.

Por lo tanto, culpar a Guerrero, Reynoso o Fossati es simplificar el problema. Son meras piezas dentro de un panorama mucho más complejo y falto. La solución requiere una reestructuración completa del sistema: desde la formación de entrenadores, el fortalecimiento de academias, el desarrollo de ligas menores, hasta la creación de un ecosistema que fomente la evolución del fútbol peruano en todas sus facetas. Sin un cambio en las bases, continuaremos dependiendo de milagros y excepciones, con ciclos de esperanza y desilusión que perpetúan la crisis.

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