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Candidato presidencial de Perú Libre recarga sus baterías en Cajamarca para segunda vuelta
Maestro metido a político soporta primeros embates políticos del fujimorismo
¡Lloclla Castillo! ¡Lloclla Castillo!
Esta fue la frase en quechua que corrió por las calles de Cajamarca el jueves de la semana pasada, dando cuenta de la correntada política que aseguraba el triunfo electoral de su paisano.
No era para menos, pues ese día, a la luz del 99.95% de actas escrutadas, ya se sabía que Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) se disputarían a mordiscos y arañazos la Presidencia de la República en la contienda electoral del Bicentenario.
La fotografía política de aquel momento adjudicaba a Castillo Terrones el 19.11% de votos válidos, en tanto que a Fujimori Higuchi el 13.362%, con lo que la suerte de los demás competidores quedaba echada.
Los competidores más cercanos, Rafael López Aliaga (Renovación Popular) y Hernando de Soto (Avanza País), con 11.68% y 11.58%, respectivamente, como en la obra de Dante, perdían toda esperanza.
Entonces el sosiego político se acabó. El miércoles 14, Fujimori Higuchi declaró a la prensa que no iba a ‘terruquear’ a su rival político, aunque ahí mismo, urbi et orbi, ya lo estaba gritando a voz en cuello.
En Chota (Cajamarca), Castillo Terrones había dicho antes de un mitín que no se enfundaría el polo blanco: ‘Vengo de abajo, soy de la cantera, no voy a cambiar de discurso’.
Pero un tercer actor había aparecido en escena para soplar sobre las ascuas de la primera vuelta: el fiscal José Domingo Pérez, del equipo Lava Jato, quien advirtió que si Keiko Fujimori ganaba su juicio por lavado de activos se suspendería hasta el 2026 (Ver recuadro).
Unas horas antes, el frustrado candidato presidencial del Frente Esperanza, Fernando Olivera, había aparecido en un video (Ver recuadro) en el que advertía sobre el peligro que encarnaba elegir a la hija del ex presidente Alberto Fujimori, a la que acusó de vínculos con el narcotráfico (Ver recuadro).
En medio de este agitado mar político, e l himno de Cajamarca se ha escuchado más que nunca en esa región:
(…) Despertad de aquel sueño eterno
que el silencio Dios te encomendó
para ser hoy la luz de los pueblos
y esperanza de nuestra nación’.
