MALAS JUNTAS

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El primer gran pecado del presidente Pedro Castillo es su inocencia política. A esto se le suma las malas juntas, que lo acompañan y que lo están llevando a él y al país a una crisis política y social que amenaza en convertirse en un mal crónico.
Su simpleza campesina y la nobleza de una sana crianza, lo han convertido en un autodidacta político, que se guía como único norte por las necesidades de su pueblo, es un humilde profesor de escuela, cuyo corazón late fervientemente por trabajar en saciar las necesidades de los que nada tienen.
Es un incomprendido, al que se le han sumado personajes asolapados, reciclados e impresentables para aprovecharse de él y tratar de manipularlo para conseguir favorecer intereses particulares políticos y económicos, muchos de ellos lindan con la ilegalidad. En ese derrotero el presidente Castillo ha seguido avanzando a trancas y barrancas, deshaciéndose en el camino de algunas malos actores y pésimas influencias.
La inocencia en política es uno de los errores garrafales que impiden alcanzar los objetivos. La increíble credulidad de Pedro Castillo le está pasando la factura y enseñándole de la peor manera con consecuencia aún impredecibles.
El statu quo y el sistema político que prevalece en el Perú, está viciado por las malas artes y la corrupción, y no se puede combatir y erradicar de un día para el otro y mucho menos con inocente decencia. Requiere asesoría experimentada en anticorrupción, para hacerle frente de igual a igual.
Castillo se lanzó al ruedo político motivado y acompañado de una cuadrilla improvisada de mozos de espada, que se esconden tras la penumbra de sus viles intenciones, personajes en la sombra cuyos antecedentes ni siquiera el propio Castillo los ha revisados a profundidad.
El presidente se está dejando llevar y prestando oídos por gente equivocada, que lo ha obnubilado diciéndoles al oído lisonjas malsanas para compartir y hacer mal uso del poder .
Asesores
Los asesores que lo rodean no han dado declaraciones públicas y sus nombres son poco conocidos para los peruanos. La prensa local ha comenzado a nombrarlos. El exsecretario presidencial Carlos Jaico los ha calificado como “influencia nociva” para el mandatario que lo han empujado a sucesivos errores.
Uno de ellos es Biberto Castillo, que no es familiar del mandatario, pero fue señalado el lunes en una interpelación ante el Congreso por el entonces ministro de Energía y Minas, Eduardo González, como el asesor que “gestionó” con insistencia la designación de Daniel Salaverry en Perupetro.
Otro es Beder Camacho, que empezó como jefe de trámites en Palacio de Gobierno y escaló hasta subsecretario de la Presidencia. Jaico dijo que ordenó investigarlo por reunirse sin avisar con Gallardo, el jefe policial cuestionado por el ministro del Interior que renunció.
Jaico indicó que incluso Biberto Castillo estaba presente en reuniones donde se trataban temas de seguridad nacional. “Este tipo de malos manejos permiten que personas irresponsables tengan responsabilidades grandes”, dijo Jaico.
Desde el inicio de su gestión el 28 de julio, Castillo encendió la polémica al nombrar como presidente del Consejo de Ministros a Guido Bellido, un legislador ultraizquierdista poco conocido e ingeniero sin experiencia pública cuestionado por sus pasados comentarios homofóbicos y machistas en redes sociales.
Pero siempre se puede enmendar el rumbo y de todo se aprende, porque nadie nació sabiendo. Admitirlo en una entrevista concedida a una cadena internacional, ha sido tomado como una gran irresponsabilidad, cuando fue un acto de clara honestidad. Seguiremos atentos al quehacer nacional. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.

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