El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se encuentra en Cuba en el segundo día de una histórica visita a la isla que busca consolidar el acercamiento entre los otrora rivales de la Guerra Fría.
Obama y Raúl Castro sostienen su tercera reunión cara a cara. Esta vez en el Palacio de la Revolución, desde donde el mandatario cubano y su predecesor, su hermano mayor Fidel, han comandado la política local, abiertamente antiestadounidense.
A pesar de haber relanzado sus vínculos bilaterales, Washington y La Habana aún mantienen profundas diferencias. Las autoridades cubanas consideran el embargo económico impuesto por Washington en 1962 como el principal obstáculo hacia la normalización total de sus relaciones.
La isla exige la devolución del territorio donde se levanta una base naval estadounidense en la bahía de Guantánamo, así como el cese de transmisiones "ilegales" de radio y televisión dirigidas a su territorio.
En su último año en el poder, y con las amenazas de algunos aspirantes republicanos a la Presidencia de romper relaciones con Cuba, Obama está decidido a que no haya vuelta atrás en el proceso de normalización de ambos países, enfrentados por décadas pero irónicamente apenas separados por 145 kilómetros.