OJOS AZULES-2

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Dicen que la más sentida con todo esto es la ‘Gringacha’ Eliane Chantal Karp Fernenbug, pues en esa casa recaló luego de sus trajines montaraces por el Ausangate, donde se bañaba en noches de luna llena en las heladas aguas de lagunas mágicas, por recomendación de dizque chamanes como el tal Amarunina Tapia, quien terminó casi de diplomático durante el posterior régimen de Alejandro Toledo. Esto con el agravante de que su madre, la belga Eva Fernenbug, no quiere verla ni en pintura por haberle embrollado la existencia a los 90 años.

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