En los anaqueles de la historia más sublime del fútbol existe un capítulo cubierto de emotividad y fue el triunfo de 3-2 de la selección nacional ante Bulgaria en el debut del Mundial México 1970, disputado el 2 de junio de ese año, que significó la esperanza de un pueblo peruano que dos días antes fue azotado por un terremoto en la ciudad de Huaraz.
“Un terremoto dejó más de 50 mil muertos dos días antes, y gracias a Dios le pudimos devolver esa alegría al pueblo peruano. Eso nos puso en parte contentos”, fue la frase con la que Cubillas recuerda aquel heroico partido.
La selección peruana llegaba a su segundo mundial de fútbol de manera discreta porque hasta ese momento no había cosechado triunfo alguno en la fiesta máxima del balompié. Aunque a comparación de su primera cita, en Uruguay 1930, a México 70 clasificó por méritos propios.
En esa Copa del Mundo, Perú fue ubicado en el Grupo 1 junto con Bulgaria, Alemania Federal y Marruecos.
El encuentro ante Bulgaria disputado el Estadio León, situado en la ciudad de León, en el estado de Guanajuato, ante 13,765 espectadores, fue uno de los más complicados para el equipo peruano porque minutos previos para salir al campo de juego recibieron la triste noticia del terremoto de 7,8 grados que dejó 50 mil muertos.
Este sismo remeció parte importante de la costa y sierra del centro y norte del Perú. Muchas ciudades sufrieron, pero Yungay (Áncash) fue la más golpeada por un aluvión.