Estudiantes, usuarios de programa Juntos, presentaron proyecto de criadero de llullucha, un alga altoandina
Roly, Jhover, Rosario y Mayra tienen varias cosas en común: estudian en el colegio Juan Pablo Vizcardo y Guzmán de Ayacucho, sus familias pertenecen (o han pertenecido) al programa Juntos del Midis, y acaban de ganar un concurso de ciencia y tecnología organizado por la empresa surcoreana Samsung.
Los jóvenes presentaron como proyecto un criadero artesanal de llullucha, un alga altoandina que crece en la laguna de Huanupampa, ubicada en el distrito de Totos, provincia de Cangallo, y que tiene un alto valor nutricional. Ellos fueron uno de los más de 1,000 proyectos de diversas regiones del país que se presentaron en la séptima edición del concurso “Soluciones para el Futuro“.
Roly Rojas cuenta que consultaron con los Llachachis (los sabios de la comunidad) y fueron ellos quienes les comentaron sobre las propiedades nutritivas de la llullucha. Pensaron en mil productos, desde galletas, hasta gelatina de llullucha.
Sin embargo, se toparon con un problema: llegar hasta la laguna de Huanupampa toma alrededor de 9 horas. Además, por la falta de lluvias, el alga escasea. Fue entonces que pensaron en un criadero, para que todas las familias de Totos pudieron acceder a la llullucha.
Alga contra la anemia
Rosario Medina explica que el objetivo del proyecto es contribuir a combatir la anemia en su comunidad. “Descubrimos que esta alga tiene más proteínas que la quinua o la kiwicha y más calcio que la carne del cuy”, precisa.
La joven escolar afirma que la llullucha tiene un sabor neutral, por lo que se puede preparar con cualquier comida. “Se puede combinar con sopas, estofados y hasta ensaladas. Mi mamá prepara un riquísimo picante de llullucha”, comenta.
Pero nada fue fácil. Roly Rojas recuerda que no contaban con presupuesto y necesitaban comprar una serie de materiales como un termómetro, phmetro, turbímetro y oxímetro, para medir los parámetros físicos y químicos del agua.
“Tuvimos el apoyo de nuestra profesora que compró algunos materiales con su sueldo y también de la UGEL, que nos donó dinero. Y aunque nos faltó, pudimos empezar el proyecto. Sin ese apoyo no lo hubiéramos logrado”, comenta orgulloso.
Pero sus dificultades no solo están relacionadas al proyecto. Para ellos, el simple hecho de estudiar es todo un reto. Jhover Vásquez cuenta que él y sus compañeros reciben clases virtuales a través de mensajes de texto de whatsapp.
“Estudiar así es muy difícil, porque la conexión no es buena, los teléfonos que tenemos son viejitos, se ‘lagean’ y a veces no tenemos los cinco soles que necesitamos para tener conexión al whatsapp. Si nos mandan audios o videos, los teléfonos se cuelgan”, dice apenado.
Las familias de Roly, Jhover y Rosario se encuentran en situación de pobreza, por lo que forman parte de Juntos, un programa social del Midis que promueve el acceso a los servicios de salud y educación en las zonas menos favorecidas del país. En el caso de Mayra, su familia dejó el Programa en el 2015.