Ilustre personaje indígena es un referente para conocer una parte importante de la historia del Perú
Felipe Guamán Poma de Ayala es considerado uno de los referentes para conocer una parte importante de la historia peruana, especialmente durante el reinado de los incas y los primeros años de la conquista española. ¿Quién fue este ilustre personaje y cuál fue la obra que nos legó para conocer nuestro pasado?, ¿Por qué es considerado el primer historietista del Perú?
Contemporáneo de Garcilaso Inca de la Vega, el también cronista Felipe Guamán Poma de Ayala fue el primer autor de origen indígena peruano que dio a conocer, a través de su obra “Primera nueva crónica y buen gobierno”, la visión autóctona del mundo andino, parte de la historia de los incas, aspectos sociales y culturales que regían en aquella época antes de la llegada de los conquistadores españoles, así como aspectos de la sociedad tras la caída del imperio inca y los primeros años de la época colonial.
Vida de Felipe Guamán Poma
Sus biógrafos afirman que Felipe Guamán Poma de Ayala nació probablemente en San Cristóbal de Suntuntu, en el actual Valle del Sondondo, en el distrito de Cabana Sur de la provincia ayacuchana de Lucanas, en el año 1534.
Según otras versiones, Guamán Poma sería originario de Huánuco, dado que él mismo afirmó en sus manuscritos ser descendiente de una noble familia de la sociedad Yarowilca, etnia originaria de esa zona de la sierra central peruana.
Sus apellidos Guamán y Poma provienen de las palabras quechuas “Waman” y Poma”, que en castellano significan “halcón” y “puma’, nombres asociados a dos animales considerados divinidades tutelares de la tierra y del cielo en la cosmovisión andina.
Felipe fue hijo de Martín Guamán Mallqui y Juana Chuquitanta, llamada también Cusi Ocllo, una noble descendiente del inca Túpac Yupanqui. Al ser criado por españoles, él se consideraba de origen hispano.
Felipe Guamán Poma fue desterrado dos veces, una por el corregidor de Huamanga en el año 1600 y seis u ocho años después por el corregidor de la provincia de Lucanas.
Gracias a documentos del siglo XVI se conoce que Guamán Poma sirvió como traductor de quechua para funcionarios coloniales durante las décadas de 1560 y 1570. Entre los funcionarios para los que trabajó Guamán Poma estuvieron el oidor Alberto de Acuña, nombrado “abogado general de indios” por el virrey García Hurtado de Mendoza en 1589. También sirvió de traductor al oidor Pedro Arteaga Mendiola en la visita a las minas de Huancavelica en 1588. Estuvo al servicio de don Juan Pérez de Gamboa, corregidor de Huancavelica, y luego visitador de Cusco, Huamanga, Huancavelica, Vilcabamba, Castrovirreyna y Jauja en 1587.
Felipe Guamán Poma estuvo también al servicio del oidor de la Real Audiencia de Lima, Alberto de Acuña, quien en un memorial que envió al rey de España en 1598 transmitió las quejas que expresó y escribió el cronista ayacuchano sobre los abusos de los corregidores hacia la población indígena.
Gracias a su vinculación laboral con Alberto de Acuña, el cronista Felipe Guamán Poma se documentó sobre varios asuntos internos de la administración colonial, en tiempos de los virreyes Francisco de Toledo y García Hurtado de Mendoza.
Felipe Guamán Poma emprendió una serie de demandas a fines de la década de 1590, con el propósito de recuperar el título y la propiedad en el Valle de Chupas que él creía suyo por derecho de familia. Estos litigios judiciales en última instancia resultaron adversos para él, dado que no solo perdió la demanda, sino que en 1600 fue despojado de todos sus bienes y obligado a exiliarse.
Primera nueva crónica y buen gobierno
La “Primera nueva crónica y buen gobierno”, un manuscrito de 1,193 páginas y 392 ilustraciones. Su libro sigue siendo la más larga crítica sostenida sobre el dominio colonial español producido por un súbdito indígena durante dicho período histórico.
Escrita entre 1600 y 1615 y dedicada al rey Felipe III de España, la “Primera nueva crónica y buen gobierno” describe las injusticias del régimen colonial y es muy notable en muchos aspectos.
El manuscrito expresa la opinión de un noble provincial sobre la conquista, mientras que la mayoría de otros puntos de vista indígenas de la época colonial proceden de la nobleza del Cusco, la capital de los Incas.
El autor utiliza con frecuencia palabras y frases quechuas dentro de este trabajo escrito mayoritariamente español, lo que proporcionó a los expertos material para aprender más sobre el idioma quechua.
Guamán Poma propuso un “buen gobierno” para el Perú, que según su propuesta se debía basar en las estructuras sociales y económicas incas, la tecnología europea y la teología cristiana, adaptada a las necesidades prácticas de los pueblos andinos.
El cronista indígena sostiene que los gobiernos indígenas trataban a sus súbditos mucho mejor que los españoles y le pide al rey Felipe III designar indios en puestos de autoridad.
A pesar de que rechaza la dominación española, Felipe Guamán Poma no rechaza al rey español. Durante este tiempo, los monarcas eran vistos generalmente como descendientes de Dios y, siendo bautizado como católico, Guamán Poma tiene al monarca español en la más alta consideración. Por ello quiso también llamar la atención del rey al denunciar las injusticias contra los indios y considera que, de haberlas conocido oportunamente, no las habría permitido.
Lamentablemente, el libro nunca llegó a España y llegó a la biblioteca del rey Federico III de Dinamarca, al menos desde principios de 1660. Sin embargo, solo se hizo público en 1907, cuando fue descubierto por el erudito alemán Richard Pietschmann. Una edición facsimilar fue producida en París en 1936, por Paul Rivet.
Una trascripción crítica y anotada, basada en el estudio ocular del manuscrito, se publicó en la Ciudad de México en 1980, editada por John V. Murra, Rolena Adorno y Jorge L. Urioste. Su edición revisada y corregida salió en Madrid en 1987.
¿Es el primer historietista peruano?
Felipe Guamán Poma de Ayala es considerado el primer historietista peruano, dado que su obra despliega una fusión brillante de la escritura y dibujos de líneas finas a página completa que ocupan 392 páginas del libro.
Entre las ilustraciones más destacadas están las que describen a los incas Pachacútec y Huayna Cápac, el noveno y décimo gobernante del Tahuantinsuyo, respectivamente, quienes transformaron el hasta entonces señorío del Cusco en el imperio que se expandió hasta abarcar gran parte de Sudamérica.
También ilustra a funcionarios importantes en el imperio inca como los ingenieros encargados de dirigir la construcción de los puentes colgantes que formaron parte del gran Camino Inca o Cápac Ñan, así como a los Quipucamayoc que eran los expertos en elaborar y leer los quipus, un sistema de cuerdas de colores anudadas de distintas maneras que registraban información importante para la administración inca como censos, tráfico de bienes y población a través del imperio, así como información religiosa y militar.
En otro dibujo se muestra a las Colcas o grandes depósitos que eran parte del sistema de almacenaje de alimentos y bienes de todos los centros administrativos en el Tahuantinsuyo que los incas redistribuían entre los habitantes del imperio. Este sistema garantizaba la sobrevivencia de la gente en años de escasez de cosechas.
Todas estas ilustraciones que muestran diversas manifestaciones de la vida política, social, administrativa, religiosa y cultural constituyen el primer libro de historia gráfica escrita por un poblador originario que se tiene en el Perú.