En este contexto, las startups—emprendimientos centrados en soluciones tecnológicas—se posicionan como piezas clave para la innovación y la modernización de los modelos de negocio.
La transformación digital y la transición hacia fuentes de energía renovable están remodelando la economía global. Tras la pandemia de COVID-19, la adopción acelerada de plataformas electrónicas de comercio, educación y servicios financieros se ha convertido en un motor fundamental de cambio.

Un Ecosistema en Plena Evolución
A nivel global, la digitalización se ha impuesto como vía sin retorno para la transformación económica. Empresas y gobiernos han invertido en infraestructura digital para mantenerse competitivos. En América Latina, esta tendencia se ha materializado en cifras ascendentes: durante 2024, la región canalizó más de US$ 4,500 millones en capital de riesgo a través de 751 transacciones, según datos publicados por Lavca. Aunque el monto total recibido fue menor al de 2021, la comparación con épocas anteriores—por ejemplo, los US$ 1,100 millones de 2017—subraya el potencial de crecimiento y la madurez gradual del ecosistema de inversión en startups.
Esta evolución no solo refleja un cambio en la manera en que se financian proyectos innovadores, sino también la creciente confianza de los inversores en la capacidad transformadora de la tecnología para abordar retos estructurales, desde la inclusión financiera hasta la eficiencia operativa en sectores tradicionales.
Sectores Clave: Fintech, SaaS y el Modelo Online-to-Offline
Dentro del abanico de nuevos emprendimientos, el sector fintech se destaca por su dinamismo y potencial disruptivo. Las startups dedicadas a soluciones financieras han atraído una parte significativa del capital de riesgo en América Latina, y las proyecciones para 2025 apuntan a una expansión aún mayor. Estas empresas buscan no solo facilitar el acceso a servicios bancarios, sino también transformar radicalmente la manera en que se realizan transacciones y se gestionan las finanzas personales y corporativas.
Además del ámbito financiero, otras áreas como el “software as a service” (SaaS) y el modelo online-to-offline—que integra experiencias digitales con la prestación de servicios físicos—están emergiendo como motores de crecimiento. Estas propuestas ofrecen a las empresas herramientas escalables y flexibles que les permiten adaptarse rápidamente a las nuevas demandas del mercado y optimizar sus procesos operativos.
La Revolución de la Inteligencia Artificial y la Accesibilidad Tecnológica
Un elemento clave en esta transformación es el avance acelerado en inteligencia artificial (IA), especialmente la inteligencia artificial generativa. Históricamente, el uso de tecnologías avanzadas estaba reservado para un nicho muy especializado de profesionales técnicos. Sin embargo, la reducción en los costos de procesamiento—impulsada por mejoras en modelos de IA de gigantes tecnológicos como Google—está democratizando el acceso a estas herramientas.
Jaime Montenegro, líder de transformación digital de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señala que “la tecnología se ha vuelto accesible para todo tipo de emprendedores, permitiéndoles no solo mejorar su trabajo diario, sino también innovar y diseñar nuevos modelos de negocio.” Este abaratamiento en el uso de IA no solo amplía el horizonte para pequeñas y medianas empresas, sino que también sienta las bases para que emergentes startups puedan competir a nivel global.
Apoyo Estatal y Capital de Riesgo: Herramientas para el Crecimiento
En el Perú, el ecosistema de startups se ve fortalecido por iniciativas estatales como Startup Perú, impulsada por el Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico e Innovación (ProInnóvate) del Ministerio de la Producción. Este programa, al ofrecer cofinanciamiento y capacitación, tiene como objetivo crear un ambiente propicio para que los emprendedores desarrollen soluciones de alto impacto.
Por otro lado, la inversión privada sigue confiando en el potencial del país. Fondos internacionales, como Yango Ventures, actualmente exploran oportunidades en el mercado peruano, inyectando capital y asesoramiento para acelerar el crecimiento de proyectos tecnológicos. La convergencia de financiamiento estatal y privado está generando un efecto multiplicador que fortalece el ecosistema, haciéndolo más resiliente y competitivo en el panorama global.
Indicadores Económicos y Perspectivas de Futuro
El crecimiento macroeconómico es otro pilar que respalda el dinamismo del sector tecnológico. Con un Producto Bruto Interno (PBI) que superó los US$ 267,600 millones en 2023 y un PBI per cápita en ascenso, el Perú demuestra estabilidad y resistencias estructurales. Además, el robusto portafolio de proyectos mineros—valorado en US$ 63,000 millones—y la proyección de un crecimiento industrial del 4.7% en 2024, confirman que el país se encuentra en una senda de diversificación económica, en la que la tecnología y la innovación juegan un rol estratégico.
Este entorno macroeconómico favorable, junto con el creciente acceso a herramientas tecnológicas de vanguardia, sugiere que el Perú y la región latinoamericana están atravesando una transformación profunda. Este cambio estructural no solo tenderá puentes entre sectores tradicionales y emergentes, sino que también generará oportunidades únicas para la consolidación de startups que puedan marcar la diferencia en la economía regional y global.
Un Ecosistema en Pleno Renacer
Las cifras y tendencias actuales confirman que el ecosistema de startups en América Latina se encuentra en una fase de maduración. Aunque el financiamiento en startups peruanas alcanzó un pico de US$ 124 millones en 2021 y descendió a US$ 50 millones en 2023, estos montos son parte de un proceso evolutivo en el que la experiencia, el acceso a tecnología avanzada y el apoyo institucional convergen para potenciar el crecimiento a largo plazo.
El futuro parece prometedor para los emprendedores tecnológicos en el Perú. La confluencia de factores económicos estables, la democratización de la inteligencia artificial y el creciente interés de inversores tanto locales como internacionales abren el camino a una nueva era de innovación—una era en la que las startups no solo representan oportunidades de negocio, sino que también se erigen como agentes de cambio que transforman la sociedad y la economía.