SALUD PÚBLICA: LA DECEPCIÓN DEL BICENTENARIO

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La salud pública en el país se fundamenta teórica y legalmente en la Constitución Política del Perú, que reconoce y garantiza este derecho a través de su libre acceso a prestaciones a cargo de entidades públicas, privadas o mixtas.

Artículo 9. El Estado determina la política nacional de salud. El Poder Ejecutivo norma y supervisa su aplicación. Es responsable de diseñarla y conducirla en forma plural y descentralizadora para facilitar a todos el acceso equitativo a los servicios de salud.

Artículo 11. El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud y a pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas. Supervisa asimismo su eficaz funcionamiento. La ley establece la entidad del Gobierno Nacional que administra los regímenes de pensiones a cargo del Estado.

Textos que, a la luz de la realidad, solo animan a sumirse en la más aguda desolación e impotencia al ver la realidad de nuestro débil, improvisado y corrompido sistema de salud pública. Realidad que muchos irresponsables ocultaron, maquillaron o simplemente no se atrevieron a denunciar.

La llegada del coronavirus Covid 19 les ha bajado de un tirón el telón que apantallaba la triste realidad de nuestro sistema hospitalario, y nos lleva a ver lo que muchos sabían, y los que otros no querían que se sepa.

Es cierto que el Covid 19 es una pandemia inesperada y monstruosa que ningún sistema de salud estaba preparado para enfrentar, pero también es cierto que el hecho de que un sistema de salud de un país con más de 30 millones de habitantes solo tenga 500 respiradores es una total irresponsabilidad, por decir lo menos.

Los respiradores artificiales funcionan como una bomba que permiten que el oxígeno llegue a los pulmones de un paciente y que el CO2 salga, lo que es esencial para salvar la vida de una persona infectada por el nuevo coronavirus que desarrolle síndromes respiratorios agudos.

Brasil cuenta con 66,000 respiradores artificiales (aunque tiene una población mucho mayor), Argentina tiene 8,500, Colombia 5,300, Chile 1,600 y Ecuador 1,200, según cifras no oficiales reportadas por miembros de la Asociación Latinoamericana del Tórax (ALAT).

Por todo esto y mucho más es momento de llamar a los responsables a la luz públicas e iniciar desde ya las investigaciones que conduzcan a rotundas denuncias, porque culpables los hay.

Los responsables principales aquí son los últimos presidentes que ha tenido el Perú, les siguen sus ministros de Salud y, por último, los congresistas y miembros de las sucesivas comisiones de salud del Parlamento nacional, que hablaron a media voz o que se callaron sus denuncias, sabe Dios por qué oscuros intereses, porque nada claro puede haber en un sector al que se le dieron miles de millones de soles de presupuesto por consecutivos lustros y tener la miserable realidad que hoy muestra. Esto es imperdonable. Estaremos tras de estas investigaciones, hasta llegar a los responsables. Hasta la próxima mis amigos de Primera.

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