La Mamita de Chapi inspira fe: Intensiva procesión religiosa congrega a devotos en Arequipa

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En el corazón de Arequipa, el Santuario de Polobaya se convirtió durante estos días en el epicentro de una fe que trasciende generaciones y fronteras.

Miles de devotos se dieron cita para honrar a la Virgen de Chapi, cariñosamente conocida como «Mamita de Chapi», en una manifestación de fe y esperanza cargada de emoción, compromiso y tradición.

Una Jornada de Fe y Entrega Total

La festividad, que se extiende entre el 30 de abril y el 1 de mayo, congrega a cerca de 200,000 peregrinos que viajan desde diversas regiones del país, e incluso desde el extranjero, para rendir homenaje a su patrona. Algunos de estos fieles emprendieron largos recorridos a pie, superando el frío y la fatiga, como muestra de gratitud por milagros recibidos o para cumplir con promesas hechas a la Virgen. Cada paso en este peregrinaje representa un acto de fe inquebrantable y la búsqueda de consuelo en tiempos difíciles.

La jornada se inició de manera solemne con misas y actos litúrgicos que se realizaron durante todo el día. A las 11:00 horas, en la explanada del Santuario de Polobaya, comenzó la misa de fiesta presidida por monseñor Raúl Chau, Obispo Auxiliar, acompañado por otros sacerdotes de la Arquidiócesis de Arequipa. Durante la ceremonia, los fieles se unieron en oración, entonaron cánticos y se sumergieron en un ambiente de profunda espiritualidad, en el que cada palabra y cada rezo parecían suspender el tiempo.

La Emotiva Procesión y el Simbolismo de la Devoción

Tras la misa, la imagen venerada de la Virgen de Chapi fue llevada en procesión por la explanada del Santuario. Con lágrimas y sonrisas, los peregrinos vivieron el recorrido de la Mamita de Chapi como un momento sagrado donde se derramaron bendiciones y se compartió la esperanza de un futuro más próspero y lleno de alivio. La procesión no solo constituyó un acto ritual, sino también el encarnamiento de la unión comunitaria; cada devoto, al observar el paso majestuoso de la imagen, reafirmaba su confianza en la protección divina y en la fuerza de la tradición religiosa andina.

La jornada culminó en la tarde con la misa de despedida a las 3:00 p.m., seguida de la emotiva procesión de retorno de la imagen al templo, realizada de manera ordenada a las 4:30 p.m. Este retorno no marca el final de la fe, sino el cierre simbólico de un ciclo de renovación espiritual, en el que los fieles se despiden por el momento con la promesa de volver el próximo año para continuar venerando a la Virgen de Chapi.

Una Tradición que Une y Transforma

La celebración de la Virgen de Chapi es mucho más que un acto religioso; es una tradición que reune a comunidades de diversos orígenes y trasciende las barreras geográficas y culturales. El fervor con el que se vive esta festividad permite que se fortalezca la identidad de los arequipeños, quienes, a través de la devoción, encuentran consuelo y esperanza en su vida diaria. Además, la participación de peregrinos internacionales resalta el impacto global de esta tradición, posicionándola como un importante patrimonio cultural y espiritual no solo de Arequipa, sino de todo el Perú.

En el Santuario de Polobaya, cada ritual, cada misa y cada procesión retoman una historia de fe que se ha transmitido a lo largo de los años. Los actos litúrgicos, tanto en el santuario principal de Polobaya como en otras sedes en distritos como Charcani y el templo de Miraflores, se han diseñado para que cada participante sienta una conexión íntima con la figura de la Virgen, quien simboliza la protección, la esperanza y el renacer espiritual.

Impacto en la Comunidad y Reflexión Final

La masiva concurrencia y el profundo sentido de devoción evidencian que, en tiempos de incertidumbre y desafíos, la fe sigue siendo un pilar fundamental de la vida de muchos peruanos. La manifestación de devoción hacia la «Mamita de Chapi» no solo fortalece el espíritu individual, sino que también actúa como un poderoso motor de cohesión social, inspirando a la comunidad a mirar hacia un futuro lleno de esperanza y resiliencia.

Así, mientras los peregrinos se despiden con lágrimas en los ojos y sonrisas en el corazón, la Virgen de Chapi se erige una vez más como un símbolo vivo de amor, fe y transformación, prometiendo regresar el próximo año para continuar con la tradición y para brindar, con cada presencia, la bendición que tanto anhelan quienes se unen en esta gran fiesta de devoción en Arequipa.

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