China, Rusia e India reactivan eje geopolítico en plena tensión con Estados Unidos

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Putin, Xi y Modi se reúnen en Pekín para fortalecer vínculos estratégicos ante la política exterior de Trump.

Los líderes de China, Rusia e India —Xi Jinping, Vladimir Putin y Narendra Modi— se reunieron esta semana en el marco de la cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en Tianjin. El encuentro marca un punto de inflexión en las relaciones internacionales, al reactivar el bloque Rusia-India-China (RIC), tras cinco años de inactividad, en medio de un contexto global definido por la creciente rivalidad con Estados Unidos y la política exterior del presidente Donald Trump.

Reencuentro en Tianjin: ¿nuevo eje estratégico?

Por primera vez desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, Vladimir Putin llegó a China no como un aliado subordinado, sino como un actor global con renovado respaldo. El mandatario ruso viene de una cumbre en Alaska con Trump, donde fue recibido con honores y logró persuadir al presidente estadounidense de moderar sus exigencias sobre Ucrania.

En Tianjin, Putin fue recibido con una ceremonia diplomática de alto nivel, junto a líderes como Kim Jong-un (Corea del Norte), Masoud Pezeshkian (Irán) y Narendra Modi (India), quienes también participan de las actividades organizadas por China, incluyendo el desfile militar por el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Rusia y China: una alianza cada vez más sólida

Expertos como Pierre Andrieu, exdiplomático del Instituto de Políticas de la Sociedad Asiática, afirman que la visita prolongada de Putin busca enviar una señal clara a Occidente: la alianza sino-rusa está más firme que nunca. “Al incrementar la presión comercial sobre Pekín, el gobierno de Trump solo está fortaleciendo el eje China-Rusia”, declaró Andrieu a la BBC.

Las relaciones entre ambos países se han intensificado desde el inicio de la guerra en Ucrania. China se ha convertido en el principal comprador de petróleo y gas ruso, así como en su mayor proveedor de tecnología y vehículos, tras la salida de empresas occidentales del mercado ruso. A nivel estratégico, comparten la oposición al liberalismo occidental y al liderazgo global de EE.UU., así como una cercanía personal entre sus líderes.

Putin y Xi han celebrado más de 40 reuniones en la última década. Xi se refiere a su par ruso como “mi amigo más querido”, mientras que ambos mantienen una política exterior alineada en foros como el Consejo de Seguridad de la ONU.

India: entre la autonomía y el pragmatismo

La participación de Narendra Modi en la cumbre ha generado interpretaciones diversas. Si bien India mantiene una relación tensa con China —agravada por los enfrentamientos en el valle de Galwan en 2020—, las nuevas restricciones comerciales de EE.UU. y la dependencia energética rusa están empujando a Nueva Delhi hacia una postura más cercana a sus antiguos rivales.

Modi y Xi sostuvieron un encuentro bilateral, el primero en siete años, en el que acordaron reactivar vuelos entre ambos países y establecer un canal diplomático permanente. “India y China deben ser socios, no rivales”, dijo Xi. Modi, por su parte, afirmó que existe ahora “un ambiente de paz y estabilidad”.

No obstante, los analistas advierten que India mantiene una política exterior autónoma. Su relación estratégica con EE.UU., así como su desconfianza hacia China por su alianza con Pakistán, dificultan una adhesión total al bloque liderado por Pekín y Moscú.

Un desfile con fuertes implicancias simbólicas

Este miércoles 3 de septiembre, se espera la participación conjunta de Xi, Putin, Modi, Kim Jong-un y Pezeshkian en un desfile militar en la plaza de Tiananmén. El evento, que conmemora la victoria del pueblo chino sobre el fascismo, busca además reafirmar el liderazgo geopolítico de China en un nuevo orden global multipolar.

Neil Thomas, del Instituto de Política de la Sociedad Asiática, se pregunta si esta será “la primera cumbre del eje de las autocracias”. Aunque considera improbable una alianza duradera debido a los intereses divergentes de sus miembros, sostiene que el protagonismo de Pekín es incuestionable.

Un bloque en formación con límites definidos

A pesar de las demostraciones de unidad, las tensiones latentes entre India y China, así como las limitaciones económicas de Rusia, sugieren que esta reactivación del eje RIC tiene más valor simbólico que funcional en el corto plazo. Aun así, representa un desafío para Washington y sus aliados, quienes deberán reconsiderar sus estrategias frente a un frente oriental que busca consolidar su influencia global.

Los próximos meses serán clave para evaluar si este triángulo de potencias avanza hacia una alianza operativa o si, como en ocasiones anteriores, las diferencias internas volverán a fragmentar el bloque.

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