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Desaprobación del mandatario llega al 80% y el de ella alcanza 88%, según última encuesta de Datum.
Las denuncia sobre de corrupción, como el cao de las Agendas, le ha pasado la factura al presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, quienes en la última encuesta de encuesta de Pulso Perú, de Datum, alcanzan niveles muy ínfimos de aprobación, lo que significa que saldrán del Gobierno con una popularidad muy desgastada.
De acuerdo con el sondeo, en el ítem referente a la aprobación o desaprobación de la labor de la esposa del presidente, Nadine Heredia solo obtuvo un 6% de aprobación, mientras que su desaprobación es de 88%, dos puntos más que en abril.
Humala tuvo un poco más de ‘suerte’. En la misma categoría, el mandatario tiene 17% de aprobación, dos puntos más que en abril de este año. No obstante, su desaprobación es de 80%, solo un punto menos al registrado en ese mismo mes.
Asimismo, la pareja enfrenta la creencia entre la gente de que al culminar la administración no se mantendrá en el país. Pulso Perú indica que el 60% de los encuestados supone que la dupla no se quedará en el territorio al acabar el Gobierno.
Sobre el caso de las agendas de Nadine Heredia, el 82% de los entrevistados cree que la presidenta del Partido Nacionalista sí cometió delito de lavado de dinero para el financiamiento de las campañas electorales del 2006 y 2011.
De otro lado, el 93% expresa que Heredia debe ser investigada por el Congreso, al margen de la acusación judicial. Y un 69% refiere que el próximo parlamento, con mayoría fujimorista, emprenderá una persecución política contra la pareja presidencial.
LAS FAMOSAS AGENDAS
El programa Panorama reveló en agosto de 2015 que cuatro agendas, aparentemente de propiedad de Nadine Heredia, estaban en poder del excongresista nacionalista Álvaro Gutiérrez. Este aseguró que eran pruebas relevantes para la investigación por lavado de activos en contra de la primera dama.
Los críticos al gobierno aseguran que las agendas consignan anotaciones que comprometen a la pareja presidencial, y a su entorno, en malversación de fondos provenientes de aportes fantasmas durante la campaña presidencial de 2006 y 2011, que ascenderían hasta 8 millones de dólares.
