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Compatriotas pidieron más salud para el mundo y la llegada de la vacuna a nuestro país
Mientras en Perú la población empezaba su jornada diaria para cerrar el año 2020, doloroso e intenso debido a la pandemia por coronavirus, en Australia, Nueva Zelanda y algunos países de Asia ya se celebraban la llegara del Año Nuevo en medio del deseo generalizado de más salud para el mundo y la llegada de la vacuna contra el covid-19 a nuestro país. Como todos los años, al llegar la medianoche, el mundo esperaba atento lo que ocurriría en la ciudad de Sidney (Australia), ciudad que, como es costumbre, se iluminó gracias al despliegue de su emblemático show de luces y fuegos artificiales.
Esta vez el Puerto de Sidney no estuvo abierto al público como otros años por las restricciones que impone la pandemia. Solo aquellos que hicieron reserva en los restaurantes aledaños al puerto pudieron ver el espectáculo en vivo. La mayoría lo vio por televisión en compañía de sus familiares.
Los peruanos residentes en ese país, como en otras partes del mundo, vieron restringida su movilización debido a la segunda ola de contagios que vive el mundo. Las autoridades indicaron que se permitiría la reunión de máximo cinco invitados en cada hogar.
Pese a la distancia y diferencia horaria, muchos compatriotas no dudaron en llamar a sus familiares en Perú para desearle un mejor año. Atrás quedaron las reuniones multitudinarias, pero se mantuvieron las costumbres esperar el Año Nuevo con alguna prenda amarilla, para atraer la buena suerte, sin olvidar las 12 uvas con un deseo especial cada uno.
En Japón, el acostumbrado saludo del emperador Naruhito y otros miembros de la familia imperial fue cancelado, como los diversos espectáculos emblemáticos en estas fechas. Nuestros compatriotas se apoyaron como nunca en la tecnología para sentirse más cerca de sus seres queridos ante las diversas medidas restrictivas implementadas para frenar el avance del nuevo coronavirus.
Nueva Zelanda, que tuvo un cierre de fronteras muy estricto, así como cuarentenas bien gestionadas a lo largo del año, celebró como de costumbre, al haber controlado de manera destacada la emergencia sanitaria que tiene en jaque al mundo.
Las vivencias de algunos connacionales se vieron marcadas por la melancolía ante un año que muchos no olvidarán, debido a la pérdida de familiares y amigos por al covid-19; sin dejar de dar espacio al optimismo por la llegada de un nuevo ciclo.
En Francia, por ejemplo, sus celebraciones se vieron opacadas por una gran presencia policial en las calles para hacer cumplir el toque de queda. En París, la mitad de las líneas de metro estaban cerradas por la noche.
En Inglaterra, donde la nueva cepa de coronavirus se está propagando rápidamente, todos tenían el mandato de quedarse en casa y acatar las diversas normas implementadas para frenar los contagios.
En Alemania, por su parte, los peruanos se quedaron con las ganas de comprar de fuegos artificiales para celebrar la llegada del Nuevo Año. Quedaron prohibidas las reuniones públicas y se redujo el aforo en los hogares, que vivirán una cuarentena estricta hasta el 10 de enero.
Con vivencias mixtas, nuestros compatriotas vivieron la llegada del nuevo año: con nostalgia y tristeza por aquellos que partieron este año, de alegría por aquellos, que pese a todas las adversidades, se mantienen con vida y con mucha esperanza de recibir un año más saludable y económicamente más estable para todos, que les permita reunirse finalmente con sus seres queridos.
