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En emotivo discurso, pide a los nuevos dirigentes fortalecer el partido fundado por Haya de la Torre y agradeció a Lourdes Flores como “una gran compañera”.
Tras el revés en estos últimos comicios, donde habría obtenido el 6% de la votación, el candidato presidencial y ex mandatario del Perú, Alan García Pérez, no solo reconoció su derrota y pidió al nuevo gobernante "tomar en cuenta sus programas", sino también se despidió de la vida política al delegar la conducción del Apra a los nuevos dirigentes bajo el lema “El Apra nunca muere”.
"La ciudadanía ha expresado su voluntad y es clara", fueron las primeras palabras del líder aprista tras conocer los resultados. En un emotivo discurso, García agradeció a los peruanos permitirle explicar sus propuestas y destacó a Lourdes Flores Nano como una “gran compañera” en el trabajo de explicarlas. Asimismo expresó su esperanza que sus programas sean tomadas en cuenta por quienes entren en segunda vuelta.
“Creo que en el segundo gobierno y las obras en el crecimiento global se mostrarán en el futuro. Dios quiera que el futuro gobernante, continúe convocando la inversión nacional y externa para crear empleo”.
Pese a la derrota electoral, García intentó alentar a las huestes apristas, al sostener que esta derrota electoral es “una más” de las dificultades que ha tenido el partido de la estrella y de la cual saldrá airoso, porque tiene una doctrina y una base partidaria.
En tal sentido, hizo un llamado a todos los apristas a fortalecer a su partido para elegir una conducción que les permita sobrellevar esta situación y “pensar en el largo plazo” y la ideología de Haya de La Torre.
“Llamo a los que tengan responsabilidad de dirigir el partido en el futuro a pensar profundamente en algo que los apristas del Perú repiten con orgullo: El Apra nunca muere. Y no muere porque representa una ideología que a veces es replicada pero continúa allí, como ejemplo extraordinario que entregó vidas, cárceles, persecución, destierros”.
Finalmente, el líder aprista aseguró que continuará en el partido como el "último de los apristas" y "como uno más", sirviendo donde pueda al partido y al país.
