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No hay derecho a atentar contra la democracia y en contra el derecho que toda persona tiene a postularse a un cargo elegible por el pueblo. No es coherente con el respeto a la libertad llamar a una marcha para manifestarse en contra de algún candidato. Lo sano y democrático sería hacer una marcha a favor de “su” candidato e invitar a la gente, que aún no tiene decidido su voto, a apoyar tal o cual candidatura. De ninguna manera se puede aceptar que personajes políticos que nada tiene que ver en la segunda vuelta electoral intenten opacar y desvirtuar una elección presidencial que es el punto cumbre de una fiesta democrática.
Podría considerarse en el mejor de los casos como una inmadurez intelectual producida por la frustración de haber sido rechazados por la preferencia popular. O la impotencia que produce el fracaso de los proyectos políticos emprendidos. O simplemente la ‘mala leche’ de quienes están envenados por un odio insano que no caduca nunca y busca cualquier ocasión para expresarlo disfrazado de argumentos chauvinistas y libertarios. Estos pueden ser los motivos que mueven a estos actores “políticos” a invertir tiempo y dinero en sabotear un proceso democrático y el pleno ejercicio de la libertad electoral.
En la marcha organizada para ir en contra de la elección de Keiko Fujimori, muchos fantasmas políticos han visto la oportunidad de resucitarse efímeramente para aparecer en pantalla como supuestos defensores de la democracia, cuando en realidad son saboteadores de un proceso democrático. En este cargamontón se encuentran Verónika Mendoza, Fernando Olivera, Lourdes Flores, Alejandro Toledo, Julio Guzmán, entre otros, unidos por el temor que les causa un inminente triunfo fujimorista. Pedro Pablo Kuczynski se cabreó de la invitación a la Plaza San Martín dejándolos ‘tirando cintura’. Pues no ‘pisó el palito’ que le hubiese significado el ‘tiro de gracia’ a su candidatura frente a su oponente. Pues que quede claro que en una democracia plena se puede invitar a votar por alguien, mas no se puede intentar conminar a otras personas a no votar por uno u otro candidato, hacer eso es ir en contra de la libertad de pensamientos y elección, así como en contra del derecho ajeno a elegirse libremente. Todos los que asistieron a esta manifestación han atentado contra la voluntad popular.
Al no lograr ser aceptados o elegidos en su oportunidad, optan por inmiscuirse en una definición electoral entre dos candidatos, a quienes les corresponde exponer sus argumentos y hacer un fuego cruzado de críticas sólo entre ellos dos. Todo el que intente aparecer en este duelo electoral sale sobrando, pues simplemente no hay espacio para nadie más.
La frustración por las revoluciones vencidas y extintas provocan en la izquierda caviar y algunos desubicados, ver en cualquier motivo una oportunidad para intentar revivir de alguna manera, románticas, míticas y autenticas movilizaciones revolucionarias del siglo pasado. El Perú no está para marchas ni necesita gente desubicada abarrotando las calles en hora punta, paralizando el tráfico y atrasando el retorno a casa de miles de trabajadores que sí están apostando por el desarrollo del País.
Este cargamontón antidemocrático no es saludable para el ejercicio de nuestra libertad electoral. Por ello habría que reglamentar la prohibición de este tipo de manifestaciones, después del domingo anterior al día de las elecciones, de igual forma en que se prohíbe la publicación y difusión de encuestas. Hasta mañana mis amigos de Primera.
