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En una reciente revisión de los antecedentes del parlamentario Eduardo Salhuana, se ha descubierto una serie de vínculos con mineros ilegales e informales. A pesar de estos antecedentes, el Congreso decidió nombrarlo presidente, lo que ha causado sorpresa y preocupación.
Salhuana es el único representante de Madre de Dios en el Congreso, una región que solo tiene un representante. Sin embargo, durante mucho tiempo, especialmente cuando no era congresista, Salhuana se desempeñó como abogado de la Federación de Mineros Artesanales de Madre de Dios. Esta federación está compuesta principalmente por mineros informales o ilegales.
Lo que resulta aún más sorprendente es la falta de protesta por parte de los gremios empresariales frente a esta situación. A pesar de la gravedad de las acusaciones y las implicaciones potenciales para la gobernanza del país, pocos han salido a expresar su voz de protesta.
Este caso pone de relieve la necesidad de una mayor transparencia y responsabilidad en la política peruana. Es esencial que los representantes del Congreso sean personas de integridad incuestionable, libres de vínculos con actividades ilegales o cuestionables. La elección de Salhuana como presidente del Congreso, a pesar de sus vínculos con la minería ilegal, plantea serias preguntas sobre el proceso de selección y las prioridades del Congreso.
Esperamos que este caso sirva como un llamado a la acción para una mayor vigilancia y responsabilidad en la política peruana. Los ciudadanos peruanos merecen líderes que puedan confiar y que estén libres de controversias y conflictos de intereses.
