En una medida sin precedentes que ha encendido alarmas en el ámbito académico global, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, ha ordenado la suspensión de la tramitación de nuevas visas para estudiantes extranjeros.
La decisión, que forma parte de una ofensiva ideológica más amplia contra la Universidad de Harvard, ha generado reacciones de protesta en el mundo académico y críticas diplomáticas por parte de potencias como China y Japón.
El Departamento de Estado instruyó a embajadas y consulados de EE.UU. a detener las citas para nuevas visas de estudiantes y programas de intercambio, mientras se implementan nuevas directrices que incluirán exámenes exhaustivos de redes sociales a solicitantes internacionales.

🎓 Harvard, en el centro de la tormenta
La universidad de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, ha sido blanco constante de la actual administración. La Casa Blanca acusa a la institución de:
- Permitir ideologías “radicales” y progresistas, como investigaciones en género, diversidad y derechos humanos.
- Ser un supuesto foco de antisemitismo.
- Tener vínculos con el Partido Comunista Chino.
En consecuencia, el gobierno ha congelado nuevas subvenciones federales, eliminado más de 2 mil millones de dólares en subsidios y ahora busca rescindir contratos con Harvard por valor de 100 millones de dólares.
Este viernes, la universidad respondió con una demanda judicial contra el gobierno de Trump, denunciando violación de la libertad académica y afectación a sus funciones esenciales como centro internacional de investigación.
🚫 Estudiantes bajo presión: cancelaciones, arrestos y amenazas
La medida afecta directamente a miles de estudiantes internacionales, tanto los que ya están en territorio estadounidense como los que planeaban comenzar sus estudios próximamente. Desde el retorno de Trump a la presidencia, cientos de visas han sido canceladas, y varios estudiantes que participaron en manifestaciones propalestinas han sido arrestados y amenazados con deportación.
“Todos mis amigos internacionales están en peligro. No sabemos si podremos quedarnos o si tendremos que abandonar nuestros doctorados”, declaró Alice Goyer, estudiante de Harvard, durante una protesta reciente.
La administración Trump busca, según la portavoz del Departamento de Estado Tammy Bruce, “garantizar que quienes ingresan al país no tengan intenciones criminales y comprendan la ley estadounidense”.
Reacción internacional: China, Japón y Hong Kong responden
La ofensiva estadounidense ha generado preocupación diplomática. China pidió oficialmente a EE.UU. que “garantice los derechos legítimos de los estudiantes internacionales”, mientras que Japón y Hong Kong anunciaron estar dispuestos a acoger estudiantes desplazados por las nuevas políticas.
“Hemos solicitado a nuestras universidades que evalúen medidas de apoyo para recibir estudiantes extranjeros afectados”, declaró Toshiko Abe, ministra japonesa de Educación.
Las universidades de Tokio y Kioto ya se encuentran evaluando la posibilidad de abrir cupos para estudiantes internacionales que se vean obligados a abandonar Harvard u otras universidades estadounidenses.
⚖️ Suspensión judicial temporal
Un juez federal ha emitido una orden de suspensión provisional sobre la medida de Trump que prohíbe a Harvard recibir estudiantes extranjeros, a la espera de una audiencia programada para este jueves. La batalla legal entre el gobierno y el sistema universitario parece apenas comenzar.
Implicancias para el sistema universitario global
Estados Unidos alberga cerca de 1 millón de estudiantes internacionales, y muchas universidades dependen de ese flujo no solo por razones económicas, sino también por su impacto en la diversidad académica y la proyección internacional.
Harvard, con un 27% de alumnado extranjero, considera que estas medidas afectan su misión y reputación global. Diversos rectores de otras universidades como Yale, MIT y Stanford ya han mostrado solidaridad institucional.
Una ofensiva que trasciende la educación
La suspensión de visas y el ataque directo a Harvard forman parte de un proyecto ideológico más amplio, donde la educación superior se ha convertido en terreno de disputa política. En nombre del nacionalismo, Trump pretende reconfigurar el sistema académico estadounidense, cuestionando su apertura, su diversidad y su conexión con el mundo.
Con protestas en campus, presión diplomática y un proceso judicial en marcha, lo que está en juego no es solo la movilidad de estudiantes, sino el modelo universitario global que durante décadas tuvo en Estados Unidos a su epicentro.