Entrevista a Javier González-Olaechea, doctor en Ciencia Política, experto en gobierno e internacionalista

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A raíz del escalamiento de bloqueos y saqueos recurrimos a una propuesta reciente de acuerdos para analizar cuán factible es de ser aplicada conforme el criterio de su autor.

P. Buenos días doctor González-Olaechea, Usted el sábado 2 pasado en su columna periodística llamada Dos caminos afirma que el entrampamiento parece no tener fin, ¿qué observa en este entrampamiento político y social como lo señala?.

R. Del sábado, día de la publicación en El Comercio a hoy las cosas han empeorado sustancialmente. El país supo desde antes de fin de año de los reclamos de transportistas y agricultores. Pensando bien, se descuidó mucho y se minimizó el hecho. Dudando, podría ser un premeditado y articulado escenario para que ciertos voceros oficialistas le echen la culpa a todos quienes no pensamos como ellos y poder proponer ahora una nueva constitución cómo la única solución tras victimarse. Lo estamos viendo.

P. Usted propone un Pacto de “Concordancia Nacional”, ¿por qué lo llama así?.

R. El 10 de enero propuse desde mi cuenta Twitter el Pacto del Bicentenario tras descartar y pulir más de 10 versiones invitando, junto con otros y variados firmantes de todo el país, a los candidatos presidenciales a suscribirlo. Se anticipaba el fraccionamiento extremo del congreso y ya entonces se pedía acuerdos en post de la gobernabilidad. El previsto escenario desgraciadamente se cumplió. Llamé o envié chats a varios candidatos presidenciales y, el ego por delante, ninguno quería ser el primero en firmar. En buena cuenta era un compromiso para que quien ganara formara gobierno con bancadas afines que le dieran mayoría congresal en torno a un plan acordado y a una agenda de proyectos legislativos que lo sustentara. Que se mojaran los más favoreciendo la gobernabilidad y la paz social de todos tras la pandemia y malos gobiernos.

P. Disculpe, eso ya es historia, vuelvo a preguntarle doctor, Usted propone un Pacto de “Concordancia Nacional”.  ¿Por qué lo llama así?,

R. Quise hacer una secuencia. Hay un creciente enfrentamiento entre poderes, el ejecutivo sabe que el congreso puede legislar por insistencia, no se ha censurado a ningún gabinete y en la frustrada sesión de vacancia el presidente tendió la mano para trabajar juntos descartando antipatías, desconfianzas y a que actuemos con grandeza, compromiso y patriotismo concluyendo que son tiempos de unidad y de cooperación. Lea el mensaje y allí está.

Hoy estamos en una etapa distinta, jodida y sin avizorar caminos democráticos, pero debemos insistir en hacer política con mayúscula. Por lo menos descartar el boxeo por un tiempo y construir un camino democrático, condicionador, superador y temporal. Subrayo lo de temporal, por ahora.

Lo que urge es recoger el guante presidencial, dialogar y pactar. Como señalé, para pactar y ejecutar no hay tanto que inventar. Yo sostengo en mi columna que el presidente y las oposiciones lo hagan y que ahora pactar debe ser acordar. Estableciendo tópicos prioritarios de la realidad nacional se dialoga y se pactan mínimos y máximos.

P. ¿Cómo es eso?, ¿de dónde lo ha sacado?

R. Producto autóctono y personal sobre la base de una experiencia vivida y única que gesté en Argentina representando a la OIT hace catorce años juntando al gobierno, al presidente de la confiep argentina y a la central de trabajadores más representativa. Se firmó y se cumplió. Fue el único acuerdo de Trabajo Decente en el mundo del trabajo. Me invitaron a otras partes a explicarlo.

P. ¿Qué abordaría el pacto?

R. El presidente Castillo priorizó salud, educación, economía e interior a lo que añadí infraestructura, brecha digital, déficit social, racionalización normativa, corrupción y competencias para ejercer la función pública. ¿Evidente no? puede acortarse.

P. Usted afirmó que se puede lograr en tres meses este Pacto de “Concordancia Nacional”.

R. Cierto y le explico por qué y cómo. Por que debemos darle la oportunidad al presidente de creerle a pesar de todo, porque hoy dialogar sí debe ser pactar, porque una vez públicamente sentados el presidente y las oposiciones se utiliza la metodología  de negociación de menos a más y del punto fijo. En los temas escogidos se priorizan, se acuerdan técnicamente bandas de mínimos y de máximos, las medidas legislativas indispensables para lograr lo concordado y se firma.  ¿Y que es el punto fijo?, punto acordado no es revisable, no hay marcha atrás. Se acumulan los acuerdos hasta donde se pueda.

P. ¿Y cómo se asegura eso?

Con dos puntos acordados en el compromiso de inicio. Primero, no se cambian a los plenipotenciarios, lo que es muy común en las técnicas de negociación distractoras. Lo viví en Naciones Unidas donde cada país tiene su “cultura de negociación”. Lo vemos hoy entre rusos y ucranianos.  Segundo, todo es público y transmitido por la televisión del estado como máxima prioridad.

P. ¿Qué organismo debería conducir el proceso, un ente concertador, mediador o cómo habría que llamarlo?.

R. Dado el creciente descrédito de todo, prefiero hablar de facilitador, es disruptivo como la propuesta política misma. Preferiría ver a un equipo de tres a cinco facilitadores sin filiación política que elija a su presidente y que conduzca las sesiones. Que el presidente Castillo inicie y delegue plenos poderes en quien resulte ser su presidente del Consejo de ministros como representante del poder ejecutivo. Debe ser un servicio al país, ad-honoren y a tiempo completo. Debe contar con una secretaría técnica subdividida en subcomisiones paralelas respecto a los tópicos concordados. Los avances deberían ser publicados en un portal del pacto y respetados. Las propuestas y los sustentos deben ser breves y puntuales. No se trata de producir un acuerdo de 100 páginas, Acaso de 20 a 40, no más. Al grano. Recordemos, concordancias de mínimos y de máximos, por cierto, técnicamente medibles y por ende sustentables en data oficial nacional o extranjera.

P. ¿Y si nadie quiere participar?

R. Que el ciudadano juzgue quien escatima esfuerzos. Que cada uno cargue con su activo y con su pasivo, comenzando por el presidente cumpliendo la palabra que empeñó en la sesión de vacancia presidencial.

P.  Doctor González-Olaechea, ¿qué lo motiva a enunciar esta propuesta?.

R. Bien ha dicho, enunciar. Yo soy un liberal demócrata. No un neo demócrata y lo subrayo para la memoria de quien pueda leer y compartir esta entrevista en momentos dramáticos y que recuerdan los días previos de bloqueos y más a la caída de Allende. Aquisito nomás, como dicen los chilenos.

Deseo con la propuesta dos cosas. Primero, que los protagonistas del conflicto legislativo y ejecutivo, quienes detentan el poder formal, eleven su estatura y den el puntapié inicial al pacto para que goce de la máxima prioridad, tregua total de por medio. Segundo, que no se diga más que no hay propuestas. Soy un crítico del gobierno, pero, como en otras oportunidades hago propuestas basadas en el principio de la primacía de la realidad. La realidad nos indica que hoy no debería haber otra prioridad que dialogar, acordar, pactar y cumplir. Claro y fundamental; gobernar respetando y haciendo respetar la constitución y las leyes conforme lo dicta la constitución.

P. ¿Anticipa críticas?

R. Depende de cuánto se difunda la iniciativa. En tal caso, si son muchas permitiría saber quién desea y quién no desea un acuerdo de mínimos y de máximos como el que planteo por tres años, término tras el cual y coincidiendo un año antes de las elecciones generales, que cada haga lo que le venga en gana. Los ciudadanos sabremos apreciar. El país demanda al presidente resultados sin dilación. El Pacto de Concordancia Nacional es un mecanismo acorde a la urgencia, que lo mejoren, allí está la base. Lanzada la iniciativa, ya no me pertenece.

P. Finalmente, disculpe Usted, suena iluso e inalcanzable.

R. En lo primero tiene razón, en lo segundo no. Soy un peruano pesimista y porfiado.

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