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Figura central del cine francés del siglo XX, pasó del estrellato absoluto al activismo animal y a una trayectoria pública marcada por la controversia.
La actriz francesa Brigitte Bardot murió a los 91 años hoy domingo en su residencia de La Madrague, en Saint-Tropez, al sur de Francia. Ícono mundial del cine de los años 50 y 60, Bardot fue una de las figuras que redefinió la representación del deseo femenino en la gran pantalla antes de retirarse prematuramente para dedicarse de forma exclusiva a la defensa de los derechos de los animales.
Un fenómeno cultural más allá del cine
Bardot fue una estrella global en una Europa que emergía de la posguerra. Convertida en símbolo sexual a escala internacional, su imagen trascendió el ámbito cinematográfico y penetró en la moda, la música y la cultura popular. En su apogeo, fue comparada con Marilyn Monroe, aunque ella misma rechazó reiteradamente esa etiqueta.
Su irrupción coincidió con una transformación del cine francés, al que aportó una carga de sensualidad inédita que desafió las normas morales de la época y amplificó la proyección internacional de la industria cultural francesa.
Papeles icónicos y retirada temprana
Su consagración llegó con Y Dios creó a la mujer, dirigida por Roger Vadim, película que la convirtió en un fenómeno mundial. A ese rol siguieron títulos como El desprecio, de Jean-Luc Godard, donde consolidó su estatus de figura central del cine europeo.
En 1973, con apenas 39 años y cerca de cincuenta películas en su haber, Bardot abandonó definitivamente la actuación. La decisión, inusual para una estrella en plenitud de reconocimiento, respondió —según explicó— al rechazo de la exposición mediática y al deseo de dedicar su vida a una causa que consideraba prioritaria.
Activismo animal y nueva identidad pública
En 1986 creó la Fundación Brigitte Bardot, desde la cual impulsó campañas contra la caza, el uso de pieles y el maltrato animal. Esta etapa redefinió su imagen pública: de símbolo erótico pasó a convertirse en una de las activistas animalistas más influyentes de Europa.
Su compromiso fue sostenido y visible, aunque también polémico, al enfrentarse con sectores agrícolas, cinegéticos y políticos que criticaron sus métodos y declaraciones.
Controversias políticas y judiciales
En las últimas décadas, Bardot volvió al centro del debate público por sus posturas políticas. Expresó de forma reiterada su apoyo a la líder de extrema derecha Marine Le Pen y formuló declaraciones duras sobre inmigración, feminismo y cambios culturales en Francia.
Algunas de esas expresiones derivaron en condenas judiciales por insultos raciales, lo que erosionó su imagen internacional y la convirtió en una figura divisiva dentro de su propio país. Bardot defendió siempre su derecho a expresarse sin filtros, reivindicando la libertad individual como principio rector.
Vida retirada y últimos años
Lejos de París, pasó sus últimos años entre Saint-Tropez y el campo provenzal, rodeada de animales y prácticamente apartada de la vida pública. En entrevistas recientes afirmó buscar “paz y naturaleza”, describiéndose como una mujer alejada del espectáculo que la hizo famosa.
Panorama
La muerte de Brigitte Bardot cierra el capítulo de una figura irrepetible del siglo XX: estrella que revolucionó el cine, abandonó la fama en su apogeo y reapareció como activista y voz incómoda del debate público francés. Su legado combina influencia cultural, impacto cinematográfico y una trayectoria marcada por decisiones radicales que la mantuvieron, hasta el final, en el centro de la conversación pública.
