Hoy martes, el mundo despidió a una de las figuras más emblemáticas de la política latinoamericana: José «Pepe» Mujica, expresidente de Uruguay, falleció a los 89 años víctima de un cáncer de esófago que le fue diagnosticado hace un año.
La noticia fue confirmada por el actual mandatario Yamandú Orsi, quien lo anunció con un emotivo mensaje en la red social X: «Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo».

Una vida de coherencia y entrega
Mujica fue una figura singular en el escenario político global. Asumió la presidencia de Uruguay en 2010 y, fiel a su estilo austero, nunca abandonó su modesta chacra en las afueras de Montevideo, donde vivió junto a su esposa, la exsenadora Lucía Topolansky.
Su vida estuvo marcada por la lucha, la resistencia y la coherencia ideológica. Fue uno de los principales líderes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) en las décadas del 60 y 70, lo que le costó trece años de prisión en condiciones inhumanas durante la dictadura militar uruguaya.
Tras su liberación en 1985, se reintegró a la vida democrática fundando el Movimiento de Participación Popular (MPP), desde donde contribuyó a consolidar al Frente Amplio como principal fuerza política del país. Fue diputado, senador y ministro de Ganadería antes de ser presidente.
El presidente más humilde del mundo
Su imagen recorrió el mundo no solo por su gestión, sino por su estilo de vida. Rechazó el boato del poder y se volvió un referente de sobriedad: vestía sencillo, conducía su clásico Fusca azul y donaba gran parte de su salario.
Su popularidad se disparó a nivel global tras su recordado discurso en la conferencia de la ONU Rio+20 en 2012, donde criticó el consumismo y defendió una vida más simple y sustentable. «No venimos al mundo a desarrollar sino a ser felices», dijo entonces. Al año siguiente, en la Asamblea General de la ONU, denunció que «el mercado se ha vuelto el nuevo dios».
Un legado de políticas transformadoras
Durante su presidencia, Mujica implementó políticas de alto impacto, como la legalización del mercado de marihuana bajo control estatal, la aprobación del matrimonio igualitario y una reforma educativa con fuerte acento en la inclusión.
También protagonizó decisiones valientes a nivel internacional, como recibir a ex prisioneros de Guantánamo en acuerdo con el entonces presidente estadounidense Barack Obama.
Una lucha hasta el final
Aun enfermo, Mujica participó activamente en la campaña presidencial de 2024 apoyando al Frente Amplio y a su delfín, Yamandú Orsi. Su médica personal, Raquel Pannone, había confirmado que el cáncer se había extendido al hígado, pero esto no impidió que siguiera siendo una voz influyente.
«Tiene algo de grato sabor, un poco como premio de despedida», dijo tras el triunfo electoral del Frente Amplio.
Una figura universal
La figura de Mujica trascendió fronteras. Fue retratado por medios internacionales, homenajeado por artistas como el cineasta serbio Emir Kusturica, quien le dedicó un documental en 2018, y admirado tanto por líderes políticos como por movimientos sociales alrededor del mundo.
Con su muerte, se va una voz única en la política mundial: irreverente, honesta, profundamente humana. El «Pepe» deja un legado que, más que institucional, es espiritual. Un ejemplo de que es posible ejercer el poder sin dejar de ser humilde.
La historia lo recordará no solo como presidente, sino como un hombre que le habló al mundo desde la autenticidad y la convicción.