Iraquíes exigen ofensiva contra “células durmientes”

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7-1 (nota) (81)Un camión frigorífico cargado de explosivos estalló el fin de semana.

La cifra de muertos por los dos ataques suicidas perpetrados en un distrito comercial de Bagdad el fin de semana superó los 150, generando llamados para que las fuerzas de seguridad actúen contra las "células durmientes" de Estado Islámico, señaladas como autoras de uno de los peores atentados de la historia de Irak.

El número de víctimas fatales ascendía mientras seguían siendo recuperados cuerpos entre los escombros en el barrio de Karrada, donde estalló un camión frigorífico cargado con explosivos en la noche del viernes, cuando los residentes celebraban el mes sagrado del Ramadán.

La cifra de víctimas en Karrada era de 151 muertos y 200 heridos el lunes al mediodía, según fuentes policiales y médicas. Los rescatistas y las familias siguen buscando a 35 personas desaparecidas.

Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los ataques, asegurando que fueron atentados suicidas. Otra explosión golpeó la capital iraquí esa misma noche, cuando estalló una bomba en el popular mercado de al-Shaab, ubicado en un distrito chií del norte de Bagdad, que acabó con la vida de dos personas.

Los ataques ensombrecieron los victoriosos discursos hechos el mes pasado por el Gobierno del primer ministro Haider al-Abadi, después de que fuerzas iraquíes expulsaron al EI de Faluya, bastión de los insurgentes extremistas suníes.

Funcionarios gubernamentales ordenaron la ofensiva en mayo, tras una serie de atentados letales en áreas chiíes de Bagdad que dijeron fueron lanzados desde Faluya, situada a unos 50 kilómetros al oeste de la capital iraquí.

"Abadi debe reunirse con los jefes de la seguridad nacional, inteligencia, el Ministerio del Interior y todas las partes responsables de la seguridad y hacerles solo una pregunta: ¿Cómo podemos infiltrarnos en esos grupos?", dijo Abdul Kareem Khalaf, ex dirigente policial que asesora al Centro Europeo para Estudios de Antiterrorismo e Inteligencia, con sede en Holanda.

En una señal de la ira pública por el fracaso de los servicios de seguridad, Abadi tuvo una violenta recepción el domingo cuando visitó Karrada, el distrito en el que se crió, donde los residentes lanzaron piedras, baldes vacíos e, incluso, zapatillas al paso de su convoy como muestra de desagrado.

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