Las protestas juveniles en Perú entran en el radar de la movilización mundial

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Con banderas de One Piece y coordinación digital, jóvenes peruanos se integran a un patrón global de resistencia ciudadana.

¿Quién? Colectivos de la Generación Z y sectores como transportistas. ¿Qué? Marchas y choques con la Policía en el Cercado de Lima. ¿Cuándo? Domingo 28–29 de septiembre de 2025 (última jornada). ¿Dónde? Centro de Lima. ¿Por qué? Rechazo a la reforma del sistema de pensiones, a la inseguridad y a la gestión de la presidenta Dina Boluarte y del Congreso. ¿Cómo? Convocatorias descentralizadas por redes sociales; reporte de heridos y de agresiones a la prensa.

Antecedentes y contexto del hecho

Las movilizaciones —bautizadas en medios como “protestas de la Generación Z”— surgieron con protagonismo estudiantil y se ampliaron a transportistas y otros gremios. El foco inmediato es la reforma de pensiones aprobada por el Congreso, que obliga a la inscripción de adultos en un proveedor previsional y restringe retiros anticipados a menores de 40 años, además del hartazgo por corrupción y crimen organizado. En paralelo, los sondeos registran altísima desaprobación a Ejecutivo y Legislativo.

El fenómeno conecta con una oleada internacional de protestas juveniles —Nepal, Sri Lanka, Bangladesh, Indonesia— de la que los expertos señalan efectos miméticos: símbolos compartidos (como la bandera pirata de One Piece) y organización digital.

Declaraciones y posturas

Especialistas en movimientos sociales describen un movimiento sin liderazgo centralizado, articulado por redes y con demandas que van de lo económico a lo político. Entre ellas: derogatoria de la reforma previsional, medidas frente a la inseguridad —incluida la extorsión a transportistas— y eventuales pedidos de vacancia presidencial. Un reporte de BBC Mundo recogió testimonios de jóvenes que afirman que la ley previsional “les quita ingresos” y denuncian desprotección ante el delito.

Desde el Gobierno, la respuesta ha combinado llamados al diálogo con discursos que atribuyen las marchas a “grupos direccionados”. En las últimas semanas, la Presidencia ha reforzado el despliegue policial en el centro histórico durante las convocatorias. (Contexto de la cobertura oficial y cable internacional).

Cifras, documentos y datos oficiales

  • Lesionados recientes: al menos decenas de heridos —entre manifestantes, policías y reporteros— en las últimas jornadas, según balances de prensa y ONGs. La ANP y otras entidades documentaron agresiones a periodistas (perdigones y dispersión violenta).
  • Denuncias y respuesta policial: ante la viralización de un video donde un agente golpea a un adulto mayor, la PNP abrió investigación disciplinaria por presunto uso arbitrario de la fuerza.
  • Ataques a la prensa: el Consejo de la Prensa Peruana reportó más de 20 periodistas agredidos durante coberturas recientes.
  • Humor social: el IEP (septiembre 2025) registra 93% de desaprobación a la presidenta y 93% al Congreso; además, 63% no identifica a ningún candidato presidencial (alto nivel de indecisión).

Implicancias políticas y sociales

El incremento de la participación de transportistas y otros gremios sugiere una transversalización del conflicto: si se consolida, elevaría el costo político para el Ejecutivo y presionaría al Congreso sobre la reforma previsional. La combinación de crisis de representación, inseguridad y altos niveles de desaprobación alimenta la probabilidad de nuevas jornadas, con efectos sobre la agenda legislativa y la gobernabilidad.

A nivel internacional, la narrativa de una “ola Gen Z” coloca a Perú dentro de un patrón regional y global de protesta juvenil, con potencial de aprendizaje táctico (símbolos, coordinación en redes) y de contagio entre causas (previsión, transparencia, derechos).

Próximas acciones, escenarios y riesgos

A corto plazo, actores civiles anticipan nuevas convocatorias en Lima y regiones. Los riesgos inmediatos incluyen:

  1. Escalada de la confrontación si persiste el uso excesivo de la fuerza,
  2. Impacto económico por bloqueos y paros sectoriales (transporte), y
  3. Endurecimiento legislativo o eventuales ajustes a la reforma de pensiones como válvula de escape. En escenarios de mayor masividad, la experiencia comparada sugiere que las autoridades podrían optar por concesiones puntuales o por contención sostenida, con consecuencias sobre derechos y libertades.

Panorama

Las protestas de la Generación Z en Perú han pasado de expresiones juveniles a un movimiento con apoyo intersectorial y reclamos múltiples —pensiones, seguridad, representación política—, en un entorno de descontento mayoritario. Mientras el CPP denuncia agresiones a la prensa y la PNP investiga excesos, las próximas marchas y las decisiones sobre la reforma previsional perfilarán el rumbo del conflicto en las semanas siguientes.

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