LIMA ES TIERRA DE NADIE

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DelincuenciaHace dos días un joven -un escolar de quinto año de secundaria-  del colegio La Recoleta, fue asaltado y asesinado a tiros en la puerta de la casa de su abuela. Ayer balearon a un universitario de San Marcos saliendo de clases a la altura del estómago. El estado de violencia y la ola delincuencial en Lima se ha tornado insoportable por decir lo menos.

 La violencia ciudadana sigue arreciando día a día y ninguna autoridad parece acertar en algo para hacerle frente. Nadie parece estar dispuesto a liderarla con nombre propio. El presidente Ollanta Humala está más preocupado en los problemas judiciales de su esposa y en hacer maletas, que en enfrentar la violencia  que a diario enluta decenas de familias e impide el desarrollo de una vida normal para todos los peruanos.

Los únicos que se están fajando y poniendo el pecho para hacerle frente a la violencia diaria es la Policía Nacional. Se enfrentan con lo que tienen a mano y sin un plan general estructurado aparentemente. El Estado mal administrado por el gobierno de turno ha ensayado débiles e improvisadas propuestas sin ningún resultado positivo. La estrecha mentalidad de quienes administran los recursos para recuperar la seguridad y frenar la violencia ciudadana solo atinan a intentar frenarla  con represión. Esto sin duda sólo genera más violencia.

Necesitamos reorganizar el sistema de seguridad interna para combatir eficientemente a la delincuencia  que causa la inseguridad, la misma que todos los días tiñe de sangre las calles en Lima y todo el territorio nacional. Es imposible que el Ministro del Interior, sus Jefes de Región o Comisarios puedan darle un vuelco a la inseguridad, más aún sin un plan estratégico, adaptado a cada  zona específica y mucho menos cuando ya están con un pie afuera del gobierno.

La violencia está cambiando el desarrollo normal de nuestras vidas. Los desamparados y temerosos ciudadanos se han visto obligados a asegurar sus autos con alarmas, trabagas, tranca de seguridad en el timón, seguro contra robos. Las casas de Lima parecen castillos medievales cercados con rejas de fierros afilados, con perros guardianes y  guachimanes en  cada cuadra, haciendo sonar su silbato de cuando para ahuyentar a los  ladrones. Las calles están encerradas por barricadas de fierro, dónde entrar y salir es todo un laberinto. Y nada de esto parece dar resultado. Esa no es vida para una ciudad civilizada. Parece una urbe encarcelada por su propia inseguridad. Y nadie dice o hace nada.  Las autoridades políticas responsables cierran los ojos como si esto se fuera a solucionarse  solo con el paso del tiempo. Si las autoridades creen eso, hay que decirles que están totalmente equivocadas.

Los noticieros televisivos chorrean sangres en sus notas informativas. Muerte tras muerte todos los días. Y aquí no pasa nada. Dónde quedaron las promesas de seguridad del presidente Ollanta Humala?… Casi cinco años perdidos, donde la delincuencia se fortaleció y se extendió de la manera incontrolable como está ahora.

Es momento de entender y hacerles recordar a las ineficientes autoridades que sin seguridad es imposible el desarrollo. No hay ciudad, ni país en el mundo que haya progresado bajo un clima de violencia e inseguridad, y esto lo voy a repetir hasta el cansancio. La delincuencia se está afianzando en las nuevas generaciones. Hay sicarios infantiles que están comenzando a matar por cien soles y pareciera que a las autoridades estas noticias le entran por un oído y le salen por el otro. Es desesperante la inacción. Nadie hace nada por recuperar la eficiencia en el Poder Judicial.

El único programa de gobierno que señala directamente las medidas a tomar en caso de ganar las elecciones, es el de Fuerza Popular,  que entre sus principales medidas inmediatas serán entregar la seguridad del Callao a la Marina de Guerra del Perú y poner a los militares a resguardar las entidades públicas, con lo que la Policía Nacional tendría muchos más efectivos para actuar en tareas disuasivas y de prevención del delito. Confiemos en el buen juicio del electorado para recuperar la seguridad en Lima y en el resto del país.

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