Nuevo Aeropuerto Jorge Chávez: Marcha blanca desde el 15 de mayo y operaciones oficiales el 1 de junio

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Se posiciona como un hito en la modernización de la infraestructura aeroportuaria del Perú.

Con operaciones programadas para iniciar de manera oficial el 1 de junio de 2025 a partir del mediodía, el proyecto no solo involucra la simple apertura de un nuevo terminal, sino que representa un complejo reordenamiento logístico, tecnológico y operativo que cambiará la forma en que se gestionan los vuelos nacionales e internacionales en el país.

La marcha blanca: una fase de prueba minuciosa

Antes de la inauguración total, se ha establecido un periodo de marcha blanca que comenzará el 15 de mayo. Durante estos días, se trasladará a un reducido grupo de aerolíneas internacionales –representando aproximadamente el 1% del tráfico diario (unos 700 viajeros de los 70,000 habituales)– al nuevo terminal. Esta selección estratégica permitirá detectar y corregir eventuales fallos en tiempo real, bajo condiciones controladas.

Juan José Salmón, gerente general de Lima Airport Partners (LAP), enfatiza que esta fase no solo es vital para afinar los sistemas tecnológicos y operativos, sino que también servirá para coordinar el flujo de pasajeros, optimizar la comunicación entre terminales y confirmar que cada proceso –desde el check-in hasta el embarque– funcione sin inconvenientes. Además, se han implementado medidas de contingencia para garantizar la continuidad del servicio. Por ejemplo, si un pasajero no recibe la información adecuada, se procederá a trasladarlo de un terminal a otro, evitando que pierda su vuelo.

Transición ordenada y suspensión de vuelos

Uno de los aspectos más críticos en esta transición es la coordinación entre el antiguo y el nuevo aeropuerto. El actual Jorge Chávez cesará sus operaciones a las 11:59 p.m. del sábado 31 de mayo, dando inicio a un período de corte de 12 horas en el que se realizará el traslado de todo el equipo rodante, aeronaves, y personal operativo al nuevo terminal. Esta suspensión temporal –en la que no habrá despegues ni aterrizajes– se ha planificado para que, a partir de las 12:00 p.m. del domingo 1 de junio, el nuevo aeropuerto funcione de manera integral. Las aerolíneas afectadas reprogramarán los vuelos, y se informará a los pasajeros con anticipación para minimizar inconvenientes en el tránsito.

Impacto en la operatividad y la logística aeroportuaria

La transformación que implica el cambio a un nuevo aeropuerto es mucho más que un mero traslado de instalaciones. El nuevo terminal incorpora tecnología de punta, con sistemas de control de equipaje, seguridad y gestión de pasajeros que permitirán mejorar significativamente la experiencia de viaje. A su vez, el proceso de migración se ha concebido como una integración ordenada: algunas partes del antiguo aeropuerto se destinarán a labores de mantenimiento, oficinas administrativas y parqueo prolongado, lo que denota una visión integral que busca aprovechar al máximo los recursos disponibles.

La estrategia de LAP se centra, además, en la integración de soluciones logísticas innovadoras. Empresas de logística de gran envergadura, algunas de origen chino, han expresado interés en utilizar el nuevo aeropuerto como un hub para la distribución del e-commerce a nivel tanto local como regional. Esta convergencia entre infraestructura moderna y la creciente demanda del comercio digital se perfila como una sinergia prometedora para impulsar la economía y la conectividad comercial del país.

Retos y expectativas en un entorno competitivo global

El nuevo Aeropuerto Jorge Chávez se inserta en un entorno de alta competitividad en el ámbito internacional, donde la rapidez y la eficiencia en la atención al pasajero son primordiales. La marcha blanca es, en esencia, la oportunidad para que todas las partes involucradas –desde las autoridades hasta las aerolíneas y los operadores logísticos– prueben, ajusten y optimicen cada proceso. Este esfuerzo conjunto será decisivo para evitar contratiempos futuros y para posicionar al aeropuerto como un referente regional en calidad, seguridad y servicio.

Desde el punto de vista estratégico, el proyecto apunta a consolidar una infraestructura que no solo acompañe el crecimiento del tráfico aéreo, sino que también fomente la expansión del comercio internacional, el turismo y la inversión. Al modernizar la experiencia aeroportuaria, el Perú se sitúa favorablemente para competir con otros hubs internacionales, generando un impacto positivo en su economía y en la percepción global sobre el país.

La inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y su etapa de marcha blanca representan un ambicioso salto hacia el futuro en términos de infraestructura y gestión aeroportuaria. Con una planificación detallada y medidas de contingencia orientadas a garantizar la seguridad y la eficiencia, el proyecto busca no solo mejorar la experiencia de los pasajeros, sino también establecer un modelo de transición ordenada que combine lo mejor de la tecnología moderna con el compromiso de ofrecer un servicio de clase mundial.

A medida que se acerca el 1 de junio, todas las miradas están puestas en este nuevo terminal, que promete remodelar el paisaje aeronáutico del país, facilitar el crecimiento del comercio y posicionar al Perú como un nodo clave en la red de conexiones internacionales. La marcha blanca es sólo el primer paso hacia una transformación integral que, sin duda, marcará un antes y un después en el transporte aéreo nacional e internacional.

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