MENU
Ahora resulta que todos se quieren pasar la pelota por el mar de confusiones e incertidumbre que caracteriza al actual proceso electoral que ha provocado que a nueve días de las elecciones generales no se sepa cuántos candidatos presidenciales serán los que compitan al sillón de Palacio de Gobierno, por una ley que permite la renuncia hasta un día antes de los comicios y del famoso artículo 42 que ha llevado a la exclusión de dos candidatos y tiene a dos más en veremos.
Precisamente, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Francisco Távara, ha señalado que la norma que sanciona la entrega de dinero y dádivas en campaña electoral es un elemento perturbador de la presente contienda. Dicha disposición fue puesta en vigencia cuando ya el proceso estaba en marcha. Tácitamente responsabilizó al Congreso por publicarla en esas circunstancias.
El presidente del Congreso, Luis Iberico Núñez, cual Pilatos, dijo que el problema de la referida norma es que no ha sido reglamentada y que eso no es competencia del Legislativo. En suma, le sopló la pluma al Ejecutivo.
Pero toda norma que requiere ser reglamentada lo precisa en su contenido y da un plazo para que se realice. Mientras tanto, su ejecución queda en suspenso hasta que se publique la referida reglamentación.
¿Por qué no se hizo? ¿Cuál era el apuro para aprobar esa ley en plena marcha de una contienda electoral?
Cuando se publicó la ley, el presidente del JNE pidió por escrito que el Congreso de la República se pronuncie sobre la misma, y Luis Iberico respondió a través de la prensa que correspondía al organismo electoral su aplicación.
Ahora cuestiona al JNE, dice que dio una “sanción draconiana” al excluir a su ex candidato presidencial César Acuña por entregar dinero a unos comerciantes de Chosica, y no mide con la misma vara a otros postulantes como Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski. Bueno, pues, a eso ha conducido la controversial disposición.
Pero hace bien Iberico al pedir que cada quien acepte su cuota de responsabilidad y que no se juegue a soplarse la pluma entre instituciones, porque se debe consolidar la democracia y garantizar unas elecciones transparentes.
Si ese es su pensamiento, que compartimos, no entendemos por qué sale ante la prensa a seguir echando leña al fuego con declaraciones que solo alientan una confrontación entre instituciones.
Asuman su responsabilidad y dedíquense a su labor, uno desde el Congreso para promover una reforma integral de la ley electoral para que no volvamos a tener un proceso incierto y que se preste a suspicacias, precisamente por normas poco claras; y el otro aplicándola con la mayor equidad y celeridad posible para resolver los procesos pendientes, porque así como van las cosas podríamos tener que en el mismo día de las elecciones la situación de alguno de los candidatos aún no se haya resuelto. ¿Se imaginan si después del 10 de abril recién se decide la exclusión de quien haya quedado entre los dos primeros lugares? Claro, pasará el tercero a la segunda vuelta, pero el ambiente puede ser peor del que ya hemos tenido con los dos anteriormente excluidos.
Para terminar, Iberico dice que ha preguntado por escrito al JNE cuál es la valla electoral y que hasta la fecha no recibe respuesta. La ley anterior establecía 5%, así haya alianzas, pero la nueva norma fija ese mismo porcentaje, pero con uno por ciento adicional por cada agrupación que conforma una coalición. El doctor Távara debe pronunciarse ya sobre el tema y no dejarlo para después de las elecciones. Evitemos más problemas. Hasta mañana amigos de La Primera.
