Un “encendedor” paleolítico prueba que humanos hacían fuego hace 400.000 años

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El hallazgo en Barnham (Suffolk) apunta a una técnica deliberada con pedernal y pirita y adelanta en más de 350.000 años la evidencia más sólida de fuego generado por humanos.

Un equipo liderado por el Museo Británico reportó el descubrimiento de sedimentos calentados, herramientas líticas con huellas de exposición al fuego y fragmentos de pirita asociados a una zona de hogueras en Barnham, en el este de Inglaterra. El estudio, publicado en Nature, sostiene que hace unos 400.000 años grupos humanos —probablemente neandertales tempranos— ya producían fuego de forma intencional mediante chispas generadas al golpear pedernal con pirita, en un contexto que reabre el debate sobre cuándo se dominó plenamente esta tecnología.

Antecedentes y contexto del hallazgo

Durante décadas, la discusión científica sobre el origen del fuego humano se ha movido entre dos hitos: el uso de incendios naturales (capturar y mantener llamas) y, mucho más tarde, la capacidad de generarlo “a voluntad”. Lo nuevo en Barnham es que la evidencia apunta al segundo escalón —encendido deliberado— en un periodo muy anterior al que solía considerarse como referencia para esta capacidad.

El sitio, ubicado en una antigua cantera de arcilla en Suffolk, preservó una secuencia de sedimentos que permitió diferenciar señales de combustión repetida frente a fenómenos naturales. La investigación reporta una combinación poco común: rastros de un hogar (hearth), materiales líticos con daño térmico y la presencia de pirita, un mineral que no sería habitual en ese entorno inmediato y que puede producir chispas.

Declaraciones y posturas de actores relevantes

Los autores describen el hallazgo como un punto de inflexión porque reúne “pistas” convergentes en un mismo espacio: herramientas calentadas, sedimentos alterados por altas temperaturas y el mineral asociado a la ignición. En divulgación asociada al estudio, los investigadores subrayan que esta convergencia fortalece la interpretación de fuego producido por humanos y no de una quema natural esporádica.

Al mismo tiempo, especialistas consultados en coberturas internacionales han señalado que, aunque la evidencia es sólida, el debate científico no desaparece: la interpretación depende de la lectura conjunta de señales geoquímicas y arqueológicas, y algunos expertos piden cautela metodológica ante la ausencia de restos humanos directos en el punto del hallazgo.

Cifras, documentos y datos oficiales

El estudio sitúa el evento de combustión en torno a 400.000–415.000 años y lo vincula a un hogar antiguo con materiales sometidos a calentamiento intenso. Análisis reportados en coberturas del trabajo señalan temperaturas que superan los 700°C en sedimentos alterados, un umbral compatible con fuego sostenido y concentrado en un lugar, más que con una exposición difusa asociada a incendios naturales.

La publicación científica aparece en Nature, lo que formaliza el hallazgo dentro de la literatura revisada por pares y lo coloca como una referencia de alto impacto para reordenar la cronología sobre el inicio del “encendido” humano de fuego.

Implicancias sociales, científicas y evolutivas

La lectura principal para la paleoantropología es directa: si grupos humanos de esa época podían producir fuego, también podían planificar, transportar materiales adecuados y repetir procedimientos técnicos en el tiempo. Esto tiene consecuencias para entender su adaptabilidad en climas más fríos, su organización social y su dieta (incluida la cocción), sin necesidad de asumir un salto tardío y repentino miles de años después.

Además, el hallazgo alimenta una reevaluación del repertorio tecnológico de los primeros neandertales o sus antecesores cercanos: la presencia de un “kit” de ignición (sílex y pirita) sugiere una solución portátil y replicable, con potencial para extenderse entre grupos y territorios.

Próximas acciones y escenarios posibles

Los investigadores anticipan que el caso Barnham puede abrir una búsqueda comparativa: reexaminar yacimientos de edades similares en Europa con nuevas herramientas de análisis geoquímico y microestratigráfico para detectar señales equivalentes de combustión localizada. Si aparecen evidencias parecidas, la discusión podría pasar de “un hallazgo excepcional” a “una práctica más extendida” en ese periodo.

Panorama

Con la publicación en Nature y la evidencia reunida en Barnham —sedimentos cocidos, herramientas alteradas por calor y pirita asociada a la producción de chispas—, el estudio consolida un nuevo punto de referencia sobre cuándo los humanos comenzaron a generar fuego de forma deliberada; la comunidad científica deberá ahora contrastar estos resultados con otros yacimientos para determinar cuán común era esta capacidad en Europa hace más de 400.000 años.

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