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Gracias a la “Ley Soto”, Vladimir Cerrón quedó limpio de polvo, aunque no de paja. Su condena por colusión en el caso del aeródromo Wanka terminó prescribiendo con los nuevos plazos, y ya no sería prófugo de la justicia.
Qué raro que la Policía Nacional le haya permitido estar más de seis meses sin ser capturado, y ahora con esta nueva situación, todos los recursos del líder de Perú Libre para demorar una sentencia firme, le sirvieron. Sería bueno que investiguen a los “sabuesos” de la PNP que nunca lo encontraron, a pesar de tener todas las facilidades para hacerlo.