Arequipa: monasterio de Santa Catalina debe recibir 150,000 turistas hasta fin de año

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Se aproximará a los registros antes de la pandemia que superaban los 200,000 visitantes

El monasterio de Santa Catalina es uno de los atractivos más visitados por turistas nacionales y extranjeros en la ciudad de Arequipa. Foto: Geretur Arequipa
El monasterio de Santa Catalina es uno de los atractivos más visitados por turistas nacionales y extranjeros en la ciudad de Arequipa.

El monasterio de Santa Catalina, principal atractivo turístico de la ciudad de Arequipa, proyecta recibir hasta fin de año 150,000 visitantes, cifra que se aproxima a los registrados antes de la pandemia del covid-19, que superaba los 200,000 turistas.

Javier Velarde Talleri, gerente de Promociones Turísticas del Sur S.A., empresa que administra el recinto religioso, refirió que este año las visitas turísticas al monasterio se incrementaron de forma considerable con relación al 2020 y 2021, años en que la pandemia atravesó sus etapas más críticas.

En el 2021 el monasterio de Santa Catalina recibió 40,000 visitantes, cifra que este año se elevó gracias a la modificación de las restricciones sanitarias en el país y el mundo, señaló.

Santa Catalina, desde cuyo mirador se observa una hermosa vista del volcán Chachani, recibió este año, en su mayoría, a turistas nacionales, quienes luego de pasar las peores etapas de la pandemia decidieron hacer turismo interno y Arequipa fue una de las ciudades favoritas.

Velarde indicó que el turista nacional representa el 50 % del total del flujo turístico, seguido por el turismo extranjero. En este caso, los franceses son los que más llegan seguidos de los italianos, alemanes, ingleses y americanos.

En el monasterio de Santa Catalina, de 20,000 metros cuadrados y arquitectura colonial, se pueden apreciar reliquias de herramientas y ropas que se usaban hace cientos de años.

¿Cuándo se construyó el monasterio?

La decisión de construir el monasterio de Santa Catalina se tomó a mediados del siglo XVI durante la visita del virrey Francisco de Toledo a la Ciudad Blanca. En 1579 fue fundado gracias también al apoyo de bienes de María de Guzmán, una joven viuda de un miembro de la nobleza, que luego se convirtió en priora y fue la primera ocupante del convento durante seis años.

Tiempo después, un terremoto que azotó la ciudad causó severos daños en las instalaciones, lo que llevó a las propias monjas que vivían en el complejo a hacerse cargo de las reparaciones y decidieron construir espacios individuales que decoraron a su estilo.

Se convirtió en una ciudadela de mujeres dedicadas a la oración, la caridad y la preparación de los más deliciosos postres.

Reúne un gran número de calles, claustros, plazuelas, jardines, capillas y habitaciones. El monasterio está dividido en cuatro barrios en homenaje a la antigua distribución urbana que caracterizó a la ciudad de Arequipa durante la época colonial.

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