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A chicharrón de sebo debe haberle sabido al ex presidente del Congreso, Daniel Salaverry, la denuncia constitucional que presentó en su contra en las últimas horas su otrora amiga y actual fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, por el supuesto negado de haber falsificado sus gastos de representación legislativa. Lejanos están los días en los que ambos se daban besitos y abrazos en reuniones públicas como cuando ella apenas juró como máxima representante del Ministerio Público. Tiempos idos, le dicen.
