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Tanto el juego como la historia de su creación llaman la atención. Y es que Juan Carlos Ortega Gomero, tecnólogo médico en radiología de 43 años, no tenía idea de nada que tenga que ver con aplicaciones móviles o juegos de estrategia, y su vida profesional transcurría sin complicaciones ni sobresaltos hasta que llegó la pandemia del coronavirus.
Gracias a su carrera y los conocimientos adquiridos en el área sanitaria, se dedica a la venta de equipos médicos. Al llegar la cuarentena por el nuevo coronavirus, que provoca el covid-19, pensó que sería una buena oportunidad para incursionar en otras áreas.
“Vi la cuarentena como una oportunidad de reinventarme y pensé, al ver la gravedad de la enfermedad, en diseñar un juego que le ponga énfasis al cuidado que todos debemos tener para evitar el covid-19”, señaló.
La idea era buena, pero se enfrentó a dos problemas: no conocía nada de informática y menos de marketing digital. A parte de los tutoriales y la capacitación en diseño, Juan Carlos estudió otro curso para entender los desafíos del marketing, y luego de ello se enfrascó por más de dos meses en el reto para poder dar a luz a “Desafío Virus”.
Nace, así, “Desafío Virus”, el juego por aplicativo que ya ha lanzado en tres idiomas: español, inglés y portugués. Narra las peripecias que debe pasar el protagonista para “salvar al mundo de la pandemia” y llegar al objetivo del juego: obtener la vacuna contra el covid-19.
“Fue un trabajo de nueve semanas en programación, armado de maquetas, días y horas para poder hacer un juego desde cero, ya que enfrentaba cada semana problemas que nunca había visto y solo podía solucionarlos viendo tutoriales en Youtube”, contó Ortega, quien estudió diseño gráfico desde casa, en pleno estado de emergencia.
A parte de estas “armas”, el protagonista debe mantener la distancia con el virus; si se acerca mucho pierde o, mejor dicho, muere. Ese detalle obliga al jugador (que siempre debe llevar puesta la mascarilla) a respetar las reglas de distanciamiento y limpieza que, como sabemos, son las mismas armas que tenemos para protegernos del coronavirus.