EL GOBIERNO DE LA ANARQUÍA

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El perjuicio económico y moral que el gobierno de Dina Boluarte está causando a Perú es incalculable. La falta de preparación profesional, la ausencia de principios morales y una personalidad frágil de la presidenta Boluarte frente al torbellino del poder y sus tentaciones son evidentes. Se le investiga por serias sospechas de corrupción, actos que presuntamente cometió al asumir el cargo en el Palacio de Gobierno. Según los hechos, su principal preocupación parece ser el uso del poder para su beneficio personal, en lugar de servir al país, que es la primera y única obligación del cargo presidencial. Por tanto, el presidente debe ser el servidor principal del Estado, con remuneración y facilidades para asumir tal responsabilidad. Los candidatos y los elegidos conocen bien su responsabilidad y destino. Postularse a un cargo para el cual no se está preparado conscientemente debería considerarse un delito contra la fe pública y castigarse severamente. Esta laguna legal permite que los aspirantes al más alto cargo de la nación traten el proceso electoral como un juego mercantilista despreciable, jugando con la confianza de la nación, algo que no se debe tomar a la ligera.

Hoy, antes que termine el gobierno de Perú Libre y de Dina Boluarte ya estamos pagando las consecuencias de la mediocridad y de la corrupción de sus funcionarios. Estamos parados sobre un país que no avanza economicamente, el desempleo crece mes a mes y golpea la moral de una juventud que quiere ser responsable y productiva. La terrible y mortal  inseguridad está haciendo retroceder a los emprendedores y huir a los empresarios que se ven aterrorizados por las amezas del chantaje extorsionador, que les quita sus ganancias a punta de plomo y explosivos. Un país con altísimos indices de inseguridad no es apetecible de inversión por ninguna empresa, salvo las comercializadoras de armas y articulos de seguridad. Hasta las bodeguitas de barrio están cerrando, porque este gobierno no tiene un plan, ni una estrategia para combatir la violencia urbana.

El gobierno no tiene la capacidad para demostrar su autoridad. No tiene aptitud comunicativa efectiva, puesto que no posee argumentos firmes y confiables para presentar. La improvisacion en la eleccion de sus representates en los ministerios ha dado como resultado una sensación de un vacio total de autoridad. Cada ministro se dispara por su lado, haciendo lo que cree que es mejor para su sector. El primer ministro está perdido en el espacio, lanzando disparates como que se está estudiando la posibilidad de que las Fuerzas Armadas tomen el control de la seguridad interna del  país, cuando sabe que eso es inconstitucional, este tipo de anuncios solo refleja el grado de desesperación que tiene este gobierno ante problemas que le desbordan.

El empecinamiento de Dina Boluarte por quedarse en el poder, para tratar de arreglar sus problemas legales y postergar que el brazo de la justicia la coja del cogote, la hace que se aferre con uñas y dientes a una banda presidencial que cada vez le ofrece menos seguridad y poder. Creo que ha llegado el momento que la  presidenta renueve totalmente su gabinete, pero esta vez invocando la participación de verdaderos profesionales que conozcan verdaderamente los sectores donde van a ser asignados. Y que deje de nombrar secretarios que cumplan sus requerimientos. Urgen acciones firmes y eficacez en temas de seguridad y en cuanto a la mejora económica de manera rápida y sino al menos la demostración de la existencia de un plan que dará resultados a mediando y largo plazo.

El vergonzoso y antidemocrático silencio de la mandataria ante la prensa no hace más que aumentar la desconfianza de todo un país que espera que la jefa del Estado les diga al detalle qué es lo que se está haciendo para solucionar los  problemas del país, en qué plazo y cúales serán los resultados. Mientras no tenga la valentía y entereza de dar la cara ante los medios de comunicación, el pueblo la seguirá rechazando cada vez más y más. Al grado que se tendrá que ver obligada a renunciar por lo insostenible de su situación. Sus socios políticos en el Congreso no se van a quemar con ella. Prueba de ello es que su trato es solo bajo la  mesa. Toda esta crisis, provocada por este gobierno deja la sensación de que vivimos bajo el manto negro de una anarquía. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.

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