La cumbre del G20 en Indonesia aumentó la presión internacional sobre Rusia, con múltiples llamados este lunes, incluso desde países cercanos a Moscú, para poner fin a la guerra en Ucrania que ha tenido devastadoras consecuencias en todo el mundo.
A pesar de la división internacional en torno a la invasión, las delegaciones, incluida Rusia, pactaron un borrador de comunicado final que subraya el «inmenso sufrimiento» causado por el conflicto y señala que «la mayoría de miembros condenaron con firmeza la guerra en Ucrania».
El escrito, todavía pendiente de aprobación final de los líderes, declara que el uso de armas nucleares o la amenaza de recurrir a ellas es «inadmisible», en un mensaje velado al líder ruso Vladimir Putin, pero también reconoce que existen «otros puntos de vista» en el bloque.
Vladimir Putin faltó a esta cumbre en la paradisíaca isla de Bali y envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, para resistir la lluvia de críticas del resto de líderes.
A diferencia de la última reunión del G20 a la que acudió en julio, el canciller ruso aguantó estoicamente, incluso cuando apareció por videoconferencia el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
«Estoy convencido de que ahora es el momento en que la guerra destructiva de Rusia debe y puede terminar», afirmó Zelenski.
De hecho, los llamados a la paz comenzaron desde la misma inauguración de la cumbre por parte del presidente indonesio Joko Widodo, quien desde el inicio de la guerra había mantenido la neutralidad.
«Tenemos que terminar la guerra. Si la guerra no termina, será difícil para el mundo avanzar», dijo Widodo, advirtiendo que el mundo no puede caer «en otra guerra fría».
– No matan las balas, sino el hambre –
La guerra y sus devastadoras consecuencias en el mundo monopolizaron la primera sesión de debate de la cumbre, dedicada a la seguridad alimentaria y energética.
Después de casi nueve meses de guerra, Ucrania no solo consiguió repeler el intento de asalto inicial contra Kiev, sino que en los últimos meses recuperó importantes extensiones de terreno, incluida la reciente reconquista de Jersón, la única capital provincial tomada por Rusia.
Con las armas retumbando en esas llanuras del este de Europa, las consecuencias del conflicto se expanden a nivel mundial, con una inflación que hunde a millones de hogares en la pobreza e hizo caer a varios países en recesión.
Las delegaciones incluyeron en el borrador del comunicado final un llamado a renovar el pacto entre Moscú y Kiev para permitir la exportación de cereales ucranianos, que caduca el 19 de noviembre, una petición a la que se sumó Zelenski.
El acuerdo cerrado en julio con la intervención de la ONU y Turquía permitió empezar a exportar los 20 millones de toneladas de cereales bloqueadas por el conflicto en Ucrania, uno de los principales productores de grano internacionales.
Entre los países del G20 figuran algunos de los más castigados por esta inflación, como Turquía o Argentina, donde los precios subieron un 66% y pueden llegar hasta el 100% este año.
«En el hemisferio sur los alimentos se encarecen o faltan y lo que termina matando no son las balas o los misiles, sino la pobreza y el hambre», dijo el canciller argentino Santiago Cafiero, que sustituyó al presidente Alberto Fernández, indispuesto por «hipotensión y mareos».
Estos problemas pueden afectar al resto de la agenda de Fernández, el único líder latinoamericano en la cumbre, que tenía previstas reuniones con Xi Jinping y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
– «Rusia está muy aislada» –
Con tantos países resintiéndose de las consecuencias de la guerra, incluso países habitualmente cercanos a Moscú como China o India se sumaron a los pedidos de paz, aunque sin apuntar directamente a Rusia.
En su intervención, el presidente chino Xi Jinping expresó su firme oposición «a la politización, instrumentalización y uso como arma de los problemas alimenticios y energéticos», aunque también criticó las sanciones occidentales contra Moscú.
En la víspera, después de una reunión con el presidente estadounidense Joe Biden para poner límites a la creciente rivalidad entre las dos potencias, Xi ya coincidió con su interlocutor en denunciar las amenazas de usar armas nucleares en el conflicto.
«Está claro que Rusia está muy aislada», dijo un alto cargo de una delegación occidental. «Nadie ha salido en defensa de Rusia. Hay quien no quiere atacarla, pero no hubo nadie que haya salido en su defensa», apuntó otra fuente occidental.