Naupari: “Si el Congreso logra condicionar a los entes electorales, hay grave amenaza a la libertad”

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Especialusta José Naupari advierte problemas de la legislación sobre elecciones y las opciones de solución para llegar a una mejor situación el 2026

Reflexiones. Naupari advierte que aún hay tiempo para dar leyes que mejoren la situación de las elecciones generales que se esperan el 2026.

El abogado José Naupari, constitucionalista y especialista en derecho electoral, advierte los problemas de la legislación sobre elecciones como resultado de cambios dados por el Congreso, y las opciones de solución para llegar a una mejor situación el 2026, cuando debamos elegir al próximo presidente del Perú y a los futuros parlamentarios.

―¿Cómo ves la legislación electoral tras el intento de reforma política y lo que se hizo?

―Hemos tenido miniprocesos de reforma: para las elecciones regionales y municipales del 2018, el proceso que impulsó el Ejecutivo el 2019, normas transitorias por el covid para comicios de 2021 y 2022 y el reciente desmontar o relajar regulación. Como aún hay tiempo para hacer reformas a aplicar a las elecciones generales del 2026, es un proceso que no ha acabado.

―¿Qué es lo más grave de las actuales leyes electorales?

―No terminamos de hacer reformas integrales, considerar el todo. Es grave poner la barrera burocrática del requisito de adherentes, pero relajar controles a los partidos o incentivos para una vida partidaria activa. Por ejemplo, ya no es causal de suspensión no tener comités en función permanente. Al caer las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y elegir candidatos por delegados, se resta el incentivo de tener representatividad. Se suma la ley de que los partidos son las únicas personas jurídicas a que no se aplica consecuencia de delitos de sus miembros.

―Hay 35 partidos inscritos y 29 en proceso. ¿Qué hacer?

―La salida debiera ser elevar controles en la democracia interna. Las alianzas generan partidos cascarón o que los chicos se cuelguen de un grande. Por eso, apunto a fusiones de partidos. Si no se quiere eliminarlos, quiten la modalidad de elección por delegados, que la única aplicable sea ‘un militante un voto’ y que eléven el estándar de 10 a 30%: que voten el 30% de los militantes. Si los partidos antiguos tienen muchos afiliados, se puede distinguir padrón de afiliados y padrón de electores.

―¿Qué le parece lo pendiente en el Congreso hacia el 2026: propósito de enmienda o peor?

―Propósito más de conservar la inscripción de partidos de ellos, de derecha, izquierda, centro, y generar mayor posibilidad de que ocupen cargo público en reelección o como autoridades regionales y municipales. En el Congreso, son reformas no para fortalecer, sino beneficiar a partidos con escasa representatividad o nuevos porque varios congresistas recién están afiliados a partidos nuevos, han inscrito uno, están en vías de inscripción o tienen partidos sin militancia activa. Por eso, están impulsando alianzas y eliminar causas de cancelación. No sorprendería que, si ven poca chance de reelegirse, bloqueen el regreso de la reelección de autoridades regionales y locales para ellos tentar posibilidad allí.

―¿Es más probable que se apruebe o rechace la reelección de gobernadores y alcaldes?

―Que la que la aprueben. El problema es que viene atado a la eliminación de los movimientos regionales. Promuevo que ese proyecto se vote por separado.

―La Asociación de Movimientos Regionales dice que no hay votos para el proyecto que las eliminaría. ¿Qué opina?

―Ni necesitan aprobarlo para dejarlos fuera de juego. Una alternativa del Congreso es votar después del 7 de octubre (plazo para tener militancia si se quiere postular en las elecciones regionales y municipales del 2026). Si alguien quiere ser candidato, tiene que ir a la segura y no seguir afiliado a un movimiento regional que se eliminaría. Entonces, lo mantienen en suspenso y, conforme se acerca el 7 de octubre, no le queda otra que asegurarse, renunciar a su movimiento regional e irse a un partido. Así los cuadros se van.

―Ante esos cambios que alarman a los especialistas, ¿la ciudadanía qué puede hacer?

―Votar mejor. Las autoridades pueden hacer todo un descalabro, pero deben asegurar a como de lugar autonomía de los entes electorales. Pueden tener un desmadre, pero tienes que asegurar por lo menos que los resultados sean reflejo auténtico de la voluntad popular. Eso pasa por tener autoridades electorales objetivas, independientes e imparciales, ajenas al poder político. Pueden hacer lo que quieran, se les puede castigar con el voto, pero si el Congreso logra poner de rodillas o condicionar la independencia y autonomía de los organismos electorales, allí hay una grave amenaza a la propia libertad de la gente, a que se respete su voluntad popular

―Hay una iniciativa ciudadana contra la bicameralidad, en recolección de firmas. ¿Es factible eliminarla por esta vía o ya es un camino sin retorno?

―Un camino sin retorno porque eso pasa por el propio Congreso pues sería iniciativa de reforma constitucional. Y así sean rechazadas por el Congreso no pueden ir a un referéndum porque no se aprobó o se desnaturalizó. El Congreso la va a archivar.

―¿La reforma política deber se tema de agenda electoral para el periodo 2026-2031?

―Debe abordarse de manera más desapasionada, que es complicado porque la política es pasión. Tengo reparos con la bicameralidad por generar en cualquier ámbito que sea mucho más complicado desmontar pues se tiene que pasar por dos capas. Tendrá importancia el número, que es claro que este Congreso aumentará, y la forma de elección, sobre todo del Senado: basta que controlarlo para bloquear todo. Y si no se gana la cámara de diputados, no llegará al Senado una reforma. Y si es una cámara fragmentada, ¿cómo conseguir los votos?

―¿Cree que son factible estas iniciativas que plantea para mejorar la elección del 2026 si sabemos cómo se han portado?

―No. Por lo que escucho y veo de los proyectos, van a asegurarse la tarea: aumentar el número, quizá no lleguen a anular las causales de cancelación, pero que de repente dan un periodo de gracia para que los partidos no presenten listas, o que se anulen barreras para alianzas. En tanto ya hay proyecto de ley, creo que eso es lo que se va a tender a aprobar.

―¿Es un camino sin salida?

―Un camino que está siendo definido ni siquiera por la mayoría parlamentaria, sino por los distintos intereses políticos de todos los espectros que están representados en el Congreso.

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