¿Nos representa la clase política?

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Comicios Generales OKEn un contexto en el que la desconfianza ciudadana hacia la capacidad representativa de los políticos persiste, es que llegan los comicios generales de 2016. Este es el resultado de la crisis de los partidos tradicionales que no se renuevan, y hacen de la política una profesión “rentable”.

Hoy más que nunca es urgente una renovación intelectual y generacional de la política, donde la trayectoria personal y política sea el requisito fundamental. Y es que el rol del político no termina cuando finalizan las elecciones, es más, es ahí cuando comienza. Facilitar la participación de las mayorías en las grandes decisiones del país, promover los principios de la democracia representativa y la participativa, son retos primordiales para que los partidos recuperen credibilidad.

La desconfianza de los ciudadanos hacia la clase política que los representa, el desprestigio y la poca credibilidad de los partidos políticos en el Perú no es sino el resultado de una profunda crisis política de los llamados “partidos políticos tradicionales”. Su falta de renovación les hace proyectar una imagen de partidos cansinos, arcaicos y de desfasado discurso; su liderazgo, con escasas excepciones, ha hecho de la política una profesión “rentable”, desnaturalizando aquello que debe ser ” el arte y ciencia de gobernar”.

No sólo se ha abandonado el debate alturado, principista, de propuestas y posiciones programáticas para afrontar los grandes problemas estructurales del país, sino que se le ha remplazado con las malas prácticas de una política corrupta. Ésta sólo busca satisfacer intereses personales o de grupo sin tener en cuenta que la política es el espacio ideal para hacer cátedra de principios y valores enseñando con el ejemplo a las futuras generaciones y que permite promover se forje el nuevo tipo de liderazgo político que necesitamos.

Un político que reconozca que el pueblo es la raíz del poder, que le delega temporalmente su autoridad para vincularse con el Estado, a fin de que el engranaje jurídico y las políticas públicas a formular y aplicar sean las más modernas, correctas y justas, estará llamado a desarrollar un accionar eficiente, transparente y concertador.

En la actualidad urge una renovación intelectual y generacional de la clase política, que destaque la necesidad, no sólo de abrazar principios y valores, sino de vivirlos a fin de hacer viable un “buen gobierno”. Mujeres y hombres capaces de mantenerse íntegros y fieles a sus convicciones, que tengan la valentía de pedir perdón públicamente cuando se equivocan o cuando las consecuencias de sus decisiones ocasionan daño social.

Un requisito de elección debiera ser la trayectoria personal y política del que anhela ser un representante. La trayectoria nos habla sobre el proceso de formación del político, de su ética, de los medios o métodos que lo guían.

Una clase política que represente al pueblo pasa por un pacto o compromiso asumido con humildad, espíritu de servicio y pasión por la justicia social. En el Perú vivimos una emergencia, una urgente necesidad histórica de contar con legítimos y legitimados representantes del pueblo.

Creo que no debe ser utilizado sólo “electoreramente” sino convocado como ciudadanía a garantizar responsablemente la gobernabilidad del país. Este entendimiento está aún ausente de la mente y el corazón de muchos políticos y candidatos, por ello consideramos importante se introduzca como tema del debate nacional. Es imperioso fijar posiciones sobre la democracia participativa. Hoy más que nunca la crisis es ética y por lo tanto sinónimo de falta de credibilidad. Hasta mañana mis amigos de Primera.

 

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