Perú apunta al cuarto lugar mundial en exportación de fresas congeladas al 2030

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El país proyecta triplicar producción y envíos si mejora productividad, tecnología y articulación institucional.

Perú podría convertirse en el cuarto proveedor mundial de fresas congeladas en un plazo de cinco años si se fortalecen adecuadamente las condiciones de su cadena productiva, afirmó Mario Salazar Vergaray, presidente del Comité de Agroindustrias, Alimentos y Bebidas de la Asociación de Exportadores (Adex). La declaración fue realizada durante el conversatorio “Fortaleciendo la cadena exportadora de la fresa en el Perú”, desarrollado el 22 de julio en la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS), filial Huaura.

Actualmente, el país ocupa el octavo lugar a nivel mundial como exportador de fresas congeladas, por detrás de Egipto, México, Polonia y Chile. No obstante, el crecimiento sostenido de esta industria en la última década, junto con su bajo costo de inversión comparado con otros cultivos, ofrece un panorama favorable para el incremento de su competitividad en los próximos años.

Un cultivo de alta proyección para pequeños agricultores

Salazar explicó que, a diferencia de otros productos agroexportables como el arándano —que demanda aproximadamente 100,000 dólares por hectárea—, el cultivo de fresa requiere una inversión inicial estimada entre 30,000 y 40,000 soles. Esto permite una mayor inclusión de pequeños productores en la cadena exportadora.

Durante 2024, las exportaciones de fresa congelada generaron 61 millones de dólares y se dirigieron a 50 destinos internacionales, siendo Estados Unidos y Canadá los principales compradores, seguidos por mercados en Asia y Europa como Japón, Corea del Sur, España y Alemania.

“Existe el potencial de triplicar tanto las hectáreas cultivadas como el volumen despachado”, precisó el representante gremial. A ello se suma el creciente interés por alternativas sostenibles y productos agrícolas procesados, lo que incrementa la demanda global.

Productividad: principal desafío técnico

No obstante, uno de los principales retos para alcanzar el objetivo planteado es mejorar la productividad por planta. Mientras países como Chile y España logran rendimientos de hasta 3 kilos por unidad, en Perú este promedio no supera el kilo.

“La clave está en el recambio de variedades, el mejor manejo agronómico y el acceso a tecnología”, señaló Salazar. En esa línea, destacó la importancia de implementar sistemas de cultivo vertical, que permitirían quintuplicar la producción en espacios reducidos, una solución particularmente útil para zonas altoandinas.

Articulación institucional y enfoque regional

El evento contó con la participación de diversos actores del sector agrícola y agroexportador. Entre los expositores estuvieron representantes del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), PromPerú, Normec Groen Agrocontrol, Montana, Agromercado y universidades locales.

En el encuentro se analizó el papel de la innovación tecnológica, las oportunidades comerciales en mercados exigentes y la necesidad de mejorar la articulación entre pequeños agricultores, empresas exportadoras e instituciones del Estado.

Actualmente, la fresa se cultiva en regiones como Lima, Barranca, Ica, Áncash, Lambayeque y Cusco, con presencia también en zonas del Callejón de Huaylas, lo que abre posibilidades de expansión territorial para fortalecer el impacto socioeconómico del cultivo.

Próximos pasos y posicionamiento internacional

En ese contexto, Adex anunció la organización del ‘Primer Congreso Internacional de Fresas del Perú’ para el próximo año. El objetivo del evento será promover el posicionamiento del país como un proveedor emergente y competitivo en el mercado global de fresas congeladas.

“Si logramos llevar este cultivo a más regiones, los principales beneficiados serán las familias agrícolas y se generará empleo”, agregó Salazar. La consolidación del rubro podría contribuir también a la diversificación de la canasta agroexportadora peruana.

Panorama final

El potencial exportador de la fresa congelada en Perú representa una oportunidad estratégica para fortalecer la inclusión de pequeños agricultores, dinamizar economías regionales y ampliar la presencia del país en el comercio agroindustrial global. No obstante, alcanzar el cuarto lugar mundial exigirá una agenda técnica clara, inversiones en innovación agronómica y cooperación sostenida entre el sector público y privado.

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