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Herramienta detectará presencia de ondas Kelvin en profundidad del mar peruano, informa Marina de Guerra
Personal de la Marina de Guerra del Perú destacado en el BAP Carrasco, buque de investigación científica de la armada peruana, completó este mediodía el sembrado de la primera boya oceanográfica que hará el monitoreo del Fenómeno El Niño en el mar peruano.
Ha sido un trabajo que ha requerido mucha cuidado, destreza y precisión. El teniente Luis Córdova, jefe de Maniobras de Instalación de Boyas, explicó a la que esta tarea fue posible luego de completar tres fases.
En la primera, el grupo de maniobristas, ataviado con ropa y equipo de protección, preparó una boya auxiliar con su tren de fondeo (cadena) y lo que se llama el peso muerto (objeto de cuatro toneladas), para que éste llegue hasta el fondo del mar.
Luego, con ayuda de otro grupo de marinos que conducían un bote RIB, lograron trasladar la boya al lugar indicado.
En la segunda etapa, la boya la oceanográfica (la principal) fue llevada al punto establecido, es decir a 180 millas del puerto Pizarro (Tumbes).
Finalmente, nada detuvo a estos marinos para cumplir el objetivo de llegar a la tercera etapa, porque en esta unieron ambas boyas con una cuerda de nylon de 22 milímetros de diámetro. Esta cuerda o cabo mide 1,500 metros de largo, y puede resistir el peso de piezas náuticas de 10 toneladas.
La boya oceanográfica pesa aproximadamente tres toneladas. A ella le enlazaron boyarines para unirla a la boya auxiliar que tiene el peso muerto al fondo del mar.
“De esta manera, se evita que la corriente del mar se lleve a la boya oceanográfica y la aleje del lugar”, indicó el oficial Córdova.
En estos momentos, el BAP Carrasco ya está rumbo al Puerto de Paita, en Piura, en donde colocarán la segunda boya a 100 millas del muelle con el mismo fin: monitorear la corriente marina.
Con el sembrado de ambas, se conformará el sistema de vigilancia en tiempo real Naylamp II, cuya finalidad es recoger información sobre el desarrollo del Fenómeno “El Niño” y el “Niño Costero” en el mar de Grau, detectando oportunamente el arribo de ondas Kelvin a las costas peruanas.
